Pronto ya su regreso desde el estudio del maestro imaginero Manuel Luque Bonillo, traemos la venerada Efigie de Nuestro Padre Jesús atado a la Columna a esta entrada de nuestro blog, recogiendo dos momentos de su discurrir procesional por las calles de la ciudad.
Aquí podemos apreciar las dos formas de iluminación con las que nuestra Cofradía ha rendido veneración de luz y promesa de cera a Nuestro Divino Salvador.
En la primera de las imágenes, apreciamos a Nuestro Padre acompañado con los cuatro hachones de cera tinieblas que le escoltaron desde el año de la reorganización de la Cofradía y que fueran donados por la familia cofrade Veracrucera García Aldehuela.
En la segunda instantánea, vemos a Cristo caminar por la Plaza Vieja, de vuelta a nuestro templo de San Bartolomé, encumbrado sobre su Paso, con el andar firme que sus costaleras le imprimen, y venerado por la luz hecha oración de esos formidables candelabros de guardabrisas que la Cofradía adquirió en tierras sevillanas. Además de estos cuatro candelabros esquineros, la Hermandad cuenta también con dos árboles de luz laterales, con cinco puntos de luz cada uno.
Un cambio interesante el que reproducen estas fotografías y que muestra cómo el canasto, realizado por el maestro tallista José Carlos Rubio Valverde a través de distintos paños de tallas conservadas por la Cofradía, junto con su propio trabajo de traza y configuración de todo el conjunto, además de la inclusión de cuatro alto-relieves realizados por su tío para el antiguo Paso del Misterio cordobés del Prendimiento, se adapta de manera muy correcta, tanto a un tipo de iluminación como a otro (a pesar de la formidable altura alcanzada con la luminaria arbórea).
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