viernes, 30 de noviembre de 2012

ANTE JESÚS ATADO A LA COLUMNA VI





La sangre de Cristo, según los Evangelios, comienza a brotar en Getsemaní, pero no será hasta el cruel momento de la flagelación que el Hijo de Dios sufre a manos de la guardia romana cuando veamos romper su carne y hacer brotar las huellas del sangriento martirio.

Nuestro Padre Jesús de la Columna siempre tuvo bajo los repintes de su piel la huella marcada por los primeros golpes del flagelo, pues la piedad popular quiso ocultarla cubriendo las trazas sanguinolentas representadas por su autor, don Juan Blanco Pajares.

El escultor-imaginero don Manuel Luque Bonillo ha devuelto a la efigie de nuestro Redentor el cruento dolor producido por la flagelación, recuperando así el significado de tan infame suplicio para los cofrades, que entendieron en sus inicios las corporaciones penitentes como Hermandades de sangre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario