martes, 5 de marzo de 2013

CULTOS CUARESMALES 2013 - VÍA CRUCIS DE NUESTRO PADRE JESÚS DE LA COLUMNA II


La medida del tiempo no siempre es la misma. Y la luz tampoco tiende siempre a incidir de la misma manera sobre la piel, porque el parpadeo de la cera sigue su propia física inestable.

La Vera-Cruz de Andújar es la Cofradía decana de las que existen en nuestra provincia de Jaén. Ha sufrido desamortizaciones, guerras, invasiones y pérdidas irreparables. Pero también sigue respirando gracias al ser de sus cofrades, los de antes y los de ahora (¡son 586 años!; el camino recorrido es grande).

En el tiempo que a nosotros nos ha tocado vivir también hemos tenido que padecer la pérdida de hermanos y hermanas que han marchado a la Gloria de Jesús, el Nazareno. Su memoria está grabada en las plegarias que rezamos, sobre el metal de la medalla que cuelga de nuestro pecho, bordado sobre el costal que carga al Hijo de Dios sobre la cerviz costalera, prendido en la cera consumida en promesa y oración, asido, cual si fuera un rosario, a la Cruz penitente que hiere el hombro.

Somos pasado, presente y futuro. Somos cofrades de la Santa Vera-Cruz de Andújar. Ante nuestros hermanos y ante nosotros mismos ha discurrido la vida de la ciudad y, tal y como nos recordaba el Deán de nuestra Catedral en la conferencia celebrada el pasado sábado 23 de febrero,el lema cartujo dictado por San Bruno se sigue cumpliendo en nuestra Cofradía: gira el mundo, siguen su curso los días, pero permanece la Cruz asidas entre las manos del Señor de nuestras vidas.

Jesús caminó y se convirtió en el Señor de la Cuaresma de Andújar. Un bucle en el tiempo hizo que Andújar se reencontrara con su tradición y su fe.

Fotografías: Francisco José Menárguez López





Las plegarias musitadas durante todo el año frente a Jesús, entronizado entre las bulas pontificias recibidas por la Cofradía y situado frente a la pila bautismal de nuestro templo parroquial, se convirtieron en besos de amor, fe y esperanza al término del piadoso Vía-Crucis que llevó a  Cristo al encuentro de sus hijos e hijas de Andújar.

Familias que sienten al Señor atado a la Columna como precioso legado de sus congéneres acompañaron a Dios en su tiempo de Pasión. Las columnas de asperón del templo cristiano sirvieron de palio al Señor de la Conversión, tratando de quebrar, con su altura, el fuste de la columna romana, último sello de la injusticia cometida.


Aquí está el ayer, el hoy y el siempre: Cristo recibe el beso de un joven Veracrucero que es ayudado por un costalero de Dios.


La palabra precisa, la meditación hecha bagaje de fe, de cultura, de realidad, de presente, de caridad, de entrega, de verdad. Catorce estaciones junto a la Cruz. Catorce momentos para encontar a Dios entre nosotros.


El orgullo de sentirse de una Hermandad interpretado por el anhelo del niño para llegar a besar las manos de Cristo. La sotana y el roquete dejarán paso a la túnica nazarena, que endurecerá el cuerpo hasta llegar a la cátedra de las trabajaderas. El costal ya aguarda en una casa donde el incienso se perfuma con fragancias de sierra y primavera.


Que el costal se vuelva luz, que la trabajadera se haga metal y llama, que los días de nuestra Semana Santa se extiendan más allá de una semana, cuando se está junto a Dios,... Sin lugar a dudas, el tiempo se hace pura leyenda.

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