viernes, 19 de diciembre de 2014
lunes, 1 de diciembre de 2014
COFRADÍAS EN EL ANTIGUO CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE ASÍS DE ANDÚJAR
Maudilio Moreno Almenara
Ahora que llega el invierno y
dejamos atrás las tórridas tardes estivales, nos gustaría que imaginaseis en la
mesa camilla de vuestros hogares, aquélla nuestra casa grande de San Francisco.
“Casa de vecinos” compartida con otras corporaciones y de las que nos faltan
fotografías, algo que nos acerque con prontitud a esos momentos maravillosos de
nuestra Historia, carentes hasta ahora de un refrendo visual. Para paliar esta
carencia e invitándoos a ver con el corazón y con la imaginación aquello que no
podemos ver, pero podemos sentir, hemos querido acercarnos de nuevo a nuestra
anterior sede franciscana, en este caso conociendo algo de nuestros antiguos
“vecinos”.
Muy poco sabemos sobre las
cofradías y hermandades que existieron en el antiguo convento de San Francisco
de Asís de Andújar. No obstante, hay algunas referencias históricas que
detallamos en este pequeño artículo con el fin de que sepamos algo de aquellas
otras corporaciones, principalmente de gloria, con las que compartimos una
singladura común durante más de tres siglos.
La única cofradía de Semana
Santa que tuvo su sede canónica en San Francisco fue la de la Vera Cruz, donde
contaba con capilla propia, la mayor de las secundarias de la iglesia. Este
espacio fue ampliándose con el tiempo, en especial entre finales del siglo XVII
y comienzos del siglo XVIII.
La capilla de la Vera Cruz dispuso de
una puerta hacia una calle que tomó también el nombre de la cofradía y que
desembocaba en la calle Larga (MORENO, 2008). Era una calle intrincada, que
prácticamente tan sólo servía de servicio a nuestra corporación y que
desapareció en el siglo XIX con motivo de la Desamortización del convento y la
obligación para la cofradía de abandonar su primitiva capilla y trasladarse a
la cabecera de la iglesia. La calle en ese momento perdió su uso, siendo en su
mayor parte invadida por los inmuebles colindantes. Hoy queda un residuo de
aquella callejuela en la comunicación de la calle Larga con la Plaza Rivas
Sabater.
El bloque de color verde que
aparece en la parte izquierda de esta fotografía ocupa y fosiliza la anchura de
la iglesia de San Francisco (nº 2 del plano anterior), y el espacio entre éste
y el bloque del fondo, estuvo ocupado por las capillas que vamos a describir
(nº 4, 3 y 6 del mismo plano).
Pero no es
nuestra intención hablar de la Cofradía de la Vera Cruz, a la que ya dedicamos
mucha atención en otras entregas. En este caso nos ocuparemos de las demás
hermandades que tuvieron su sede en el antiguo convento de San Francisco y que
fueron: la de la Candelaria, la de San Diego y la Hermandad de Ánimas. Existió
también una congregación, que no era exactamente una cofradía, denominada
Venerable Orden Tercera, a la que dedicaremos por su singularidad un estudio
especial.
La imagen de
la Santísima Virgen de la Candelaria debió realizarse en el último cuarto del
siglo XVI, ya que su cofradía se menciona en un documento del año 1594 sobre
las rentas parroquiales de la iglesia de San Bartolomé. En la relación de
cofradías existentes en la feligresía de la parroquia de San Bartolomé Apóstol
se indica, además de las de Ánimas del Purgatorio, Santo Domingo, Santísimo
Sacramento, Concepción de Nuestra Señora, Rosario, Soledad, San Bartolomé, Vera
Cruz, San Diego y Santa Elena, la de la Purificación[1]
(RODRÍGUEZ, 1997, 99), con cuya denominación era conocida dado que su
festividad era la de la Purificación de la Santísima Virgen como veremos a
continuación. También aparece, en los años 1616 y 1629 en las actas capitulares
del Ayuntamiento el acuerdo de que los regidores del Concejo acompañasen con
velas a la imagen (TORRES, 1981, 55).
El del 29 de
enero de 1616 queda reflejado en los siguientes términos: “acordo la ciudad
se haga fiesta de nuestra sra. de la Candelaria en su dia y que el Mayordomo
compre la cera que fuere menester para ello y que se de una vela a cada uno de
los cavalleros Veinticuatro, Jurados y Escribanos del Cavildo pa quenta de los
propios desta ciudad” (GÓMEZ, 1984, 115-116). El dictamen de 1629 es más
completo al especificar que además de los regidores, acompañarían en la
procesión con sus correspondientes velas el arcipreste, diáconos y el
catedrático de Gramática Melchor Navarro (TORRES, 1981, 83). Como vemos, en
estos años la ciudad entera se volcaba en una festividad que tenía su reflejo
popular en las hogueras o candelas que se encendían en las calles.
La procesión
se realizaba por la noche, es un hecho claro no sólo porque el acompañamiento
se hiciese con velas sino también porque el acuerdo de 1629 se realizó el mismo
día 2 de Febrero, festividad de la Candelaria, por la mañana, preparándose así
la representación oficial que había de hacer el Concejo esa misma tarde/noche.
Este tipo de procesiones nocturnas de la Candelaria solían hacerse en el
interior de los templos o con un corto recorrido a otro templo cercano.
Primeramente y durante la misa se bendecían las velas que simbolizaban la
bendición de la luz que tendría que iluminar cada casa durante todo el año. La
bendición de la luz tenía tanto un carácter físico como espiritualidad, para
que no faltase en cada hogar la luz de Cristo. Era también un día de fiesta
para las mujeres y los niños (BORREGO, 2009, 267) ya que se presentaban los niños
en la iglesia, en conmemoración de lo que hizo la Santísima Virgen con su Hijo.
Esta bendición de la luz sirve para asimilar a la advocación de la Candelaria o
la Purificación la de la Virgen de la Luz.
Una noticia
novedosa respecto a esta cofradía de la Purificación o de la Candelaria de
Andújar es una anotación del archivo de la familia León Arias de Saavedra, que
se custodia en el Archivo General de Andalucía en Sevilla. En el inventario de
documentación se indica la existencia del siguiente:
“Andújar, 1 de Junio de
1599: Venta por la cofradía de la Purificación de Nuestra Señora del convento
de Nuestra Señora (Santa Ana)[2] de Andújar a Alonso
Ruiz de un haza en el sitio de los Tejares de Andújar sujeta a un censo. A
continuación redención del censo por la cofradía a favor de Juan de Esquina en
1601” (VILELA, 2009, 146). Aunque no la cofradía, la imagen sí sabemos a
ciencia cierta que se mantuvo en San Francisco hasta la Guerra Civil
(1936-1939) y era de gran mérito artístico (TORRES, 1956, 294).
El Evangelista San Lucas nos
indica cómo ocurrió este pasaje, que se basa en la costumbre judía de ofrecer a
los primogénitos de toda familia al Señor, llevándolos sus padres al Templo una
vez pasada la cuarentena tras el alumbramiento: “Así que se cumplieron los
días de la purificación, conforme a la ley de Moisés, le llevaron a Jerusalén
para presentarlo al Señor, según está escrito en la ley del Señor que “todo
primogénito sea consagrado al Señor”, y para ofrecer en sacrificio, según la
ley del Señor; un par de tórtolas o dos pichones” (Lc. 2, 22...).
Una segunda cofradía, también
del siglo XVI, era la de San Diego, a la que se denominaba “Patronato de San
Diego”. Sobre la significación y vida de San Diego ya dedicamos otra entrega
hace poco tiempo, por lo que no vamos a extractar nada más que los datos
conocidos de este patronato o cofradía.
Además del santo franciscano,
procesionaron a partir del año 1633 a la imagen de la Pura y Limpia o de la
Purísima Concepción, cediéndose para ello el altar principal de su capilla “...en
las Capillas del lado derecho está vna del glorioso San Diego, cuyo nicho
principal se diò à la Imagen hermosísima de la concepción, por averse
fervorizado de tal forma esta devoción, que el dia ocho de Diziembre, es el mas
celebre de la Ciudad de Andujar...” (DE
TORRES, 1683, 114). Su capilla estaba situada entre la de la Vera Cruz y
el presbiterio de la iglesia, con comunicación también a la sacristía. A partir
del año 1835 la cofradía de la Santa Vera Cruz se vio obligada a trasladarse a
esta capilla, donde personas mayores con las que tuvimos ocasión de hablar hace
años nos indicaron que allí habían visto antes de la Guerra Civil las imágenes
de Jesús de la Columna, el Crucificado y la Virgen de los Dolores de la Vera
Cruz, junto con la Pura y Limpia y la Virgen de la Candelaria. La causa de esta
acumulación de imágenes en la parte de la cabecera es que con motivo de la
Desamortización de 1835 se dividió en dos la iglesia de San Francisco con la
construcción de un enorme muro, dejándose la mitad de los pies para casino y
café y la mitad de la cabecera manteniéndose como iglesia.
La imagen de la Pura y Limpia
fue realizada en 1633 por el célebre escultor Alonso de Mena, según se describe
en un breve folleto realizado por el vicario perpetuo de Andújar, D. Francisco
del Villar (GÓMEZ, 1989, 102-103). Aunque dicha imagen desapareció en la Guerra
Civil, se conservan algunas tallas de este escultor que debió ser muy similar a
la “joya andujareña”, nos referimos a la Inmaculada de la parroquia cordobesa
de San Basilio.
Es probable que esta medalla
barroca proceda de esta cofradía, pues muestra a San Diego por una cara y la
Inmaculada rodeada por el cordón franciscano por otra, coincidente en la
dualidad de advocaciones con la de Andújar:
Hacia 1770 debió haber unos
años de lluvia intensa que afectaron a los tejados de las cofradías de San
Diego y de la Vera Cruz, que por entonces eran colindantes. Este hecho llevó a
que ambas tuvieran ciertos desencuentros, pues la primera achacaba a la segunda
que los problemas en su tejado había sido consecuencia de la construcción del
camarín de Jesús Nazareno, por lo que requería a la Cofradía de la Santa Vera
Cruz que asumiera parte de los gastos del tejado del camarín donde se
encontraba la imagen de la Pura y Limpia. En desacuerdo con este planteamiento,
la cofradía recurrió al peritaje del entonces anciano maestro de albañil Juan
Díaz, que había sido quien años atrás (1739) lo había construido, dando
testimonio de que el Patronato o Cofradía de San Diego no tenía razón en su
demanda económica: “...Se propuso por esta Cofª como ha sido Requerida por
los Hermos del Patronato de San Diego para que se les acuda a la
obra que tienen que hacer en su texado del Camarín de Nra. Sra dela
Concepción diciendo que son obligados a ellos; Y haviendo esta Cofradía
Conferido este asunto con Juan Diaz Mtro de Alvañilería quien
antiguamente hizo la obra del tejado del Camarín de esta Cofradía[3] y
declara éste no estar obligada esta cofradía a servir en esta contribución, se
le ha respondido que en manera alguna contribuyen con nada Y para en el Caso de
que dho Patronato quiera pedir Judicialmte desde luego todos de
mancomún y en nbre delos demas Cofrades desta Cofradía le dan Poder
cumplido a el Sr Dn Juan Antonio de Raya Presbro...”[4] La
cuestión debió estar suficientemente clara como para decidir ya en este cabildo
que el representante legal de la Vera Cruz sería D. Juan Antonio de Raya,
presbítero, que años más tarde sería gobernador de la cofradía, para el supuesto
que el Patronato de San Diego emprendiera acciones legales. Aparte de conocer
el conflicto, la anotación nos sirve para saber que la Pura y Limpia tenía un
camarín, decorado seguramente con yeserías barrocas al gusto de la época.
No obstante, años más tarde,
entre los años 1780-1782 se emprendían obras de reparación en la capilla y
camarín de Jesús Nazareno para lo cual la cofradía de la Vera Cruz tuvo que
proteger el retablo de las obras, anotándose en los libros de cuentas: “Ítem es data: sesenta y cinco rs
que pago en esta forma los doze pr la composición delas andas de
Ntra Sra y los cinqta y tres al Mro. Madueño pa
acabar de pagarle el ajuste que se hizo pa tapar y tabicar la
capilla pa que no se empolvase el retablo...”[5].
Entre los años 1797 y 1798 se anotaba lo siguiente: “...Es data
cuatrocientos rs gastados en la obra del camarín que amenazaba ruina
como consta de recibo del maestro que la hizo...”.[6] Están
claras pues, dos cosas, la primera que ambas cofradías tuvieron que hacer obras
por estos años en sus respectivos camarines en San Francisco: el de la Pura y
Limpia a cargo de San Diego y el de Jesús Nazareno por la Vera Cruz. Lo
segundo, es que estas obras suponían un esfuerzo importante para ambas
cofradías, requiriendo una programación meticulosa pues tenían bienes valiosos,
como los retablos dorados, que podrían deteriorarse por los trabajos en los
tejados.
La tercera hermandad que
existió en el convento de San Francisco fue la de Ánimas. Ya sabemos que en el
año 1594 se cita entre las que existían en la feligresía de San Bartolomé, por
tanto, las tres debieron formarse, muy probablemente, con motivo de la
inauguración del nuevo convento franciscano en 1585. No era exactamente una
cofradía de gloria, pues no tenemos constancia de que procesionara. Pero veamos
algunos datos conocidos sobre esta hermandad.
En 1846 encontramos esta
anotación en el libro de cabildos de la Cofradía de la Santa Vera Cruz “...Se acordó que por este año solo se de a la
hermandad de Animas para ayuda de reparos de la iglesia de San Francisco,
quince reales de vellón...”[7] Esta anotación nos indica que tuvo una vida
prolongada, alcanzando al menos el siglo XIX y que las reparaciones de la
iglesia se hacían ya entonces cuando no estaba regentada por los franciscanos,
por las cofradías allí existentes.
Por noticias del historiador José Domínguez Cubero sabemos que existió
un “...cuadro de ánimas donde se representaba la Redención en una iconografía
extraña. Jesús con los brazos clavados en el madero, muy en escorzo, y apoyado
con los pies sobre un recipiente de donde salían caños de sangre redentora del
mundo expiatorio, que se reproducía a los pies del lienzo...” (DOMÍNGUEZ, 1985,
103). Este cuadro fue sintéticamente descrito como consecuencia del inventario
realizado durante la Desamortización de 1835 “...otro de la gloria y del infierno...” (EISMAN, 1990, 146).
Sin lugar a dudas este cuadro debió estar originalmente en la capilla
que se menciona en la crónica de la S. Provincia de Granada al describir las
capillas del convento en el siglo XVII. Se dice concretamente (referida a una
capilla) “.... es de las benditas
Ánimas del Purgatorio, cuyo Altar es privilegiado por Bula de Alexandro
Séptimo; su data en Santa María la Mayor de Roma.... en siete dias de Enero de
mil seiscientos y sesenta y siete años. Ha puesto la fervorosa devoción de los
Fieles en tan alto punto esta Cofradía, que de las limosnas que se piden de
puerta en puerta por la Ciudad, se junta cada año una cantidad muy gruessa, la
qual con todas las demás, que por diferentes medios se pueden adquirir, se
gastan en sufragios de las Ánimas...”
(DE TORRES, 1683, 114).
Se trataba, pues, de una cofradía cuyos fines era fundamentalmente
hacer sufragios (misas) por las Ánimas Benditas del Purgatorio, es decir, no
salían en procesión, de ahí que su altar estuviese presidido por el cuadro que
hemos descrito anteriormente. No es extraño en las cofradías de Ánimas, que si
bien conservan en algunos casos varas y muchas demanderas, es decir, bandejas
para pedir dinero, no tenían los cultos externos propios de otras cofradías que
tenían un día señalado para su salida, que coincidía con la festividad de su
advocación. En estos casos, las “procesiones” eran realmente los sufragios, que
no se producían una vez al año, sino de manera casi constante. Suponemos que
por aquellos años del Barroco, los hermanos saldrían en pequeños grupos, con un
gallardete y algunas velas, y con sus tazas, huchas o con bandejas petitorias,
y el Hermano Mayor con su vara. Aunque no se conservan este tipo de piezas de
la Cofradía de Ánimas de Andújar, si que subsisten en otros sitios, lo que nos
da una idea muy aproximada de los enseres propios de este tipo hermandades:
Sin embargo, no era una procesión para glorificar a una imagen, sino
para recaudar dinero con el fin de hacer misas constantes por las Almas
Benditas del Purgatorio. Tras la Guerra Civil se instaló en San Bartolomé en
una de las capillas del lado del Evangelio un altar dedicado a las Ánimas
Benditas que rememora a esta corporación, ya desaparecida, que existió en San
Francisco (TORRES, 1956, 271).
La iconografía descrita por el Dr. Domínguez coincide con toda claridad
con el cuadro conservado en el convento de San Francisco de Córdoba y que
procede de la iglesia de San Nicolás de la Axerquía (CARMONA, 2013). Está
basado en un grabado del alemán Wierix a comienzos del siglo XVII, dedicado a
la Sangre Redentora y en la que Cristo mezcla su Sangre con la vid que está
pisando para hacer el vino de la Santa Misa. En este caso, sin embargo, como en
el de San Francisco de Andújar, se modificó para convertirlo en Cuadro de
Ánimas.
No hemos encontrado más ejemplos de esta adaptación del tema original,
por lo que estaríamos ante dos cuadros similares, uno en Córdoba y otro en
Andújar, ambos pertenecientes a sendas cofradías de Ánimas. Esta capilla tuvo
bóveda de enterramiento (PALOMINO, 2003, 241), si bien no conocemos su lugar
exacto en el plano del convento.
Falta por detallar la V.O.T. o Venerable Orden Tercera, que no era una
exactamente una cofradía, por lo que dedicaremos una entrega específica más
adelante para explicar sus singularidades como hemos indicado anteriormente.
Asimismo, centraremos más atención por su importancia histórica, a la
Pura y Limpia con un análisis más específico, aunque eso será con motivo de su
festividad.
Cerramos estas líneas resaltando el enorme fondo de religiosidad
popular que contuvo el Convento de San Francisco de Asís, y del que aquí hemos
dado unas simples pinceladas recopilando datos dispersos y bibliografía no
menos diseminada. Asumiendo nuestro compromiso como única corporación que
subsiste de aquel enorme reducto de fe, hemos querido poner de manifiesto la
enorme profundidad de un tema tratado sólo de soslayo.
BIBLIOGRAFÍA.
BORREGO TOLEDANO, A. (2009): “Tradiciones, costumbres y
leyendas populares andujareñas en la Modernidad”, en CHAMOCHO CANTUDO
(coord..), Historia de Andújar, Tomo II, 257-285.
CARMONA CARMONA, F. M. (2013): “La prensa mística como
redención de las almas del Purgatorio. A propósito del lienzo de la iglesia de
San Francisco de Córdoba”, Ámbitos nº 30, 65-78.
DOMÍNGUEZ
CUBERO, J. (1985): Monumentalidad religiosa de Andújar en la Modernidad,
Jaén.
DE TORRES, A.
(1683): Chronica de la Santa Provincia de Granada, de la regular
observancia de N. Serafico Padre San Francisco, Madrid, ed. Facsímil en
1984.
EISMAN LASAGA, C. (1990): “La desamortización de los
conventos en la provincia de Jaén durante el periodo revolucionario”, Boletín
del Instituto de Estudios Giennenses nº 142, 129-146.
GÓMEZ MARTÍNEZ, E. (1984): “Las fiestas barrocas en
Andújar”, Estudios de Historia de Andújar, 97-136, Jaén.
GÓMEZ MARTÍNEZ,
E. (1989): “Las Trinitarias de Andújar. Cuatro Siglos de Historia” en Las
Trinitarias de Andújar. IV siglos de Historia 1587-1987, 81-114,
Córdoba.
MORENO ALMENARA,
M. (2008): “La antigua calle de la Vera Cruz junto al convento de San Francisco
de Asís de Andújar”, Lignum Crucis, Boletín de la Cofradía de la
Santa Vera Cruz de Andújar, nº 11, 27-30.
PALOMINO LEÓN,
J. A. (2003): Ermita, Capillas y Oratorios de Andújar y su término,
Jaén.
RODRÍGUEZ DE GRACIA, H. (1997): “Rentas Parroquiales en
Andújar y Baeza a finales del siglo XVI”, Senda de los Huertos, nos
45-46, 93-101.
TORRES LAGUNA,
C. (1956): Andújar Cristiana, Andújar (Jáen).
TORRES LAGUNA,
C. (1981): Andújar a través de sus actas capitulares (1600-1850), Jaén.
VILELA GALLEGO,
P. (2009): Catálogo de los documentos del archivo de los condes de Gómara y
familia Arias de Saavedra, Sevilla.
[1] Pensamos que en este
momento la cofradía de Ánimas, la de la Vera Cruz, San Diego y la de la
Purificación (Candelaria) estaban en el convento de San Francisco, las de Santo
Domingo y Nuestra Señora del Rosario en la ermita de Santo Domingo, las de la
Soledad y Santa Elena en la ermita de Santa Elena, primer convento de los
mínimos y las del Santísimo Sacramento, San Bartolomé y Concepción de Nuestra
Señora en la parroquia de San Bartolomé. Años más tarde, durante los siglos
XVII a XIX, algunas de estas cofradías desaparecieron y otras cambiaron de
sede.
[2] Esta anotación entre
paréntesis es nuestra, el antiguo convento de San Francisco de Andújar se
llamaba oficialmente de Nuestra Señora Santa Ana según la Crónica de la Santa
Provincia de Granada.
[3] En el año 1739 se le
abonaron a este maestro albañil 325 reales por los trabajos de construcción del
camarín. Habían pasado, pues, 32 años desde que se realizaron las obras. Libro
de cuentas de la cofradía de la Santa Vera Cruz. Archivo de la Cofradía de la
Santa Vera Cruz de Andújar.
[4] Cabildo del año 1771.
Archivo de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Andújar.
[5] Cuentas de los años
1780-1782. Archivo de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Andújar.
[6] Cuentas de los años
1797-1798. Archivo de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Andújar.
[7] Cabildo del año 1846.
Archivo de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Andújar.
jueves, 13 de noviembre de 2014
RELACIÓN ENTRE LA COFRADÍA DE LA SANTA VERA CRUZ DE ANDÚJAR Y EL CONVENTO DE JESÚS Y MARÍA, DE MÍNIMAS DE SAN FRANCISCO DE PAULA (1)
Maudilio Moreno Almenara
Es posible que muchos andujareños desconozcan
que el primer convento de monjas mínimas de España está en nuestra ciudad. Se
trata de la casa madre de la Orden de San Francisco de Paula y se encuentra en
el corazón del barrio de San Bartolomé, en la calle Jesús y María,[1]
cuyo nombre deriva del que recibe el citado cenobio. En esta vieja fotografía
que mostramos de la calle Calancha aún se apreciaba al fondo de la misma la
espadaña (hoy desaparecida) que se encontraba en un extremo del claustro
principal, junto al Cuadro de la Virgen.
El convento fue objeto de una
desafortunada actuación, tras la Guerra Civil, en la que entre otras
operaciones, el claustro barroco fue inusitadamente ocultado como se aprecia en
estas fotografías. Pocos años después se demolió la espadaña.
De otras piezas de notable interés
se desconoce su paradero, como es el caso de esta más que probable sepultura
mudéjar (tal y como se aprecia en otra fotografía de un panel similar), ornada
con azulejos de arista con motivos de jarrones en la orla.
Aún peor fue la pérdida del retablo
mayor, probablemente trasladado por Regiones Devastadas[2] a
otra localidad por ahora desconocida, y del que tan sólo queda el remate,
claramente cortado, aún adherido al magnífico artesonado que cubre la capilla
mayor.
No obstante, guarda aún este cenobio
un grandísimo patrimonio artístico, entre el que sobresale, aparte de otras
piezas expuestas en su capilla, obras impresionantes en la clausura, como este
soberbio Crucificado de pequeño tamaño, más que probable obra de Pablo de
Rojas, el maestro de Juan Martínez Montañés. También cuenta con varias
importantísimas reliquias de San Francisco de Paula.
Su fundación, acaecida el 11 de
junio de 1495, fue promovida por D. Pedro de Lucena Olid, que conocía
personalmente a San Francisco de Paula y que para tal fin donó ciertas casas de
su morada (DOMÍNGUEZ, 1985, 98). Ingresaron en el convento tanto su hija María
de Lucena Olid, como su nieta, Francisca de Lucena Olid, que aparece en este
grabado francés como primera religiosa de la orden en España.
A
pesar de encontrarse en un emplazamiento muy cofrade, puesto que enfrente de él
se ubica el “templo de la cera”: Cera Bellido, que surte a media España de
velas y cirios para nuestra Semana Santa, y haber sido sede de una antigua
cofradía: la de la Humildad de Cristo, de la que más adelante hablaremos, hoy
en día permanece como un reducto de espiritualidad íntimo, en el que las
hermanas adoran constantemente al Santísimo y rezan por nuestras almas a la
Santísima Virgen María como mediadora universal. En su interior se custodia la
antigua imagen de la Pura y Limpia que en el siglo XVII ornó la primera fuente
de Andújar, situada en el antiguo claustro del convento de San Francisco de
Asís y posteriormente en la casa Salazar (PALOMINO, 2003, 301).
Esta
imagen indudablemente está en la órbita del escultor Alonso de Mena, siendo una
de las mejores esculturas en piedra conservada en Andújar.
Los
primeros datos sobre la vinculación de la cofradía con el convento datan de
finales del siglo XVI y tienen que ver con la pertenencia a la cofradía de la Santa
Vera Cruz del nieto del fundador de la Capilla Mayor del Convento de Jesús y
María D. Luis de Valenzuela, quien “...labró la dicha capilla mayor,
sacándola de cimentos y desde sus primeros fundamentos hasta la poner al punto
y estado a questá y hizo en ella a su costa retablo, rrexa, tribuna y
ornamentos...” (PALOMINO, 2003, 194). Este primer retablo mayor fue
sustituido ya en el siglo XVIII, interviniendo, posiblemente, en el que aparece
en la siguiente fotografía la familia Primo (Mateo y su hijo Antonio) o Juan de
Dios de Santaella y Francisco Javier Pedrajas, que aunque prieguenses de
nacimiento, sabemos que trabajaron respectivamente en la vecina Martos (RUIZ,
2008) y en Andújar.
El
patronazgo de la capilla mayor, tras la muerte de D. Luis y de su esposa Dª Ana
de Olid[3],
pasó a D. Rodrigo de Valenzuela Olid, regidor del Ayuntamiento,[4]
uno de cuyos hijos, llamado Alonso,[5]
aparece en las listas de hermanos de la Vera Cruz.
Pero la relación directa entre el convento de mínimas con la cofradía de la
Santa Vera Cruz de Andújar se formalizó a partir del año 1699, en el que se
reconoce el hermanamiento[6] con
la cofradía de la Humildad de Cristo[7] que
tenía sede en el convento de Jesús y María. En esta ocasión se acordó
acompañarse en parte del recorrido de sus estaciones de penitencia, que luego
también derivaría en la asistencia mutua de los oficiales de una cofradía y
otra a los cabildos y a los actos que se celebraron durante casi todo el siglo
XVIII:
“El
dho Gobernador propuso a dha cofradia como bien sabe a estado hermanada con la
Cofradia de la Umilldad de Xpto Y Respecto de que las cofradias de Jesus
Nazareno de la Santisima trinidad Y la de Nuestra Señora de la Soledad de la
Victoria estan hermanadas para Rezibirse una a otra con las banderas el Santo
Xpto Y palio Y la Campanilla con diez Y ocho achas parezeria mui bien el que la
dha Cofradia ejecutare lo mismo saliendo a rezibir esta Cofradia a la esquina
de las casas de Don Luis Arzediano asta ponerla en la Plaza mestanza
asistiendose los dos Gobernadores de ella...”.[8]
Está
atestiguada en el año 1702 del Gobernador de la Cofradía de la Humildad, Manuel
de Almansa, que curiosamente coincide en nombre y apellido con nuestro
actual Hermano Mayor, lo que podría remitir a un antecesor remoto de esta
familia andujareña, que tiene sobradamente demostrado su ancestral arraigo
cofradiero.
Esta cofradía, hoy desaparecida, se
fundó en 1618 (DOMÍNGUEZ, 1994, 47), conservándose una vieja fotografía de su
altar con algunos de sus titulares, ya que aparte de los tres que aparecen en
la instantánea, tuvo un grupo escultórico de la Oración en el Huerto (PALOMINO,
2003, 199).
El nombre de la corporación fue
Cofradía de la Humildad de Nuestro Señor y Esclavos de Nuestra Señora y
procesionaba el Miércoles Santo. Realizaban en el interior de la iglesia del
convento la función del Lavatorio, recordando el pasaje en el que Jesús lavó
los pies de sus discípulos, demostrando así su humildad. La imagen principal de
la corporación fue la de Jesús de la Columna y era de buena factura aunque se
desconoce su autor.[9]
Asimismo, contó con las imágenes de Nuestra Señora de la Soledad,[10]
arrodillada y de candelero y San Juan Evangelista, también de candelero. Es
probable incluso que acompañase en la procesión el titular del convento: San
Francisco de Paula, cuya imagen se encontraba en el centro de un altar lateral
de la iglesia, custodiada por las de los beatos de su Orden: Gaspar de Bono y Nicolás de Langobarde (DOMÍNGUEZ CUBERO, J. 1985: Monumentalidad religiosa de Andújar en la Modernidad, Jaén). Sobre la mesa del altar se disponían
dos soberbios bustos de Cristo y la Santísima Virgen.
Se
desconoce cuándo desapareció esta cofradía pues su archivo no se conserva. Es
probable que fuese ya en el siglo XIX o a comienzos del XX, aun cuando sus
imágenes, lógicamente, permaneciesen en sus altares. En cuanto al destino de
las imágenes es hoy por hoy un auténtico misterio. Los conventos andujareños
permanecieron cerrados durante las revueltas ocurridas durante la Guerra Civil
y es poco probable que fuesen saqueados. No ocurrió lo mismo con otros templos,
que actuaban como refugio durante los bombardeos. Existen muchas noticias
orales sobre saqueo y profanación de imágenes, como es el caso de la
delicadísima Divina Pastora o los titulares de la Vera Cruz entre otras.
En
otros casos y dado el carácter más público de las parroquias, las imágenes
titulares también serían destruidas, sin embargo, la mayoría de los retablos
antiguos y muchas imágenes, cuadros, etc. de los conventos sabemos que
sobrevivieron a la Guerra Civil, es el caso del convento de Trinitarias, San
Juan de Dios, parcialmente Capuchinos y Capuchinas, sin que sepamos cuál fue el
destino de los bienes muebles del convento de las Mínimas.
Un
segundo aspecto que demuestra la relación entre la cofradía de la Santa Vera
Cruz y el convento de Mínimas se produjo en el siglo XIX, pero para ello hemos
de explicar una tradición que tenía la cofradía veracrucera cada Domingo de
Ramos por la noche, y que queda reflejada en diferentes acuerdos, como éste en
el que se fijan determinadas prohibiciones relativas a la costumbre de los
hermanos mayores de convidar a los participantes en un acto singular, nos
referimos a éste del Domingo de Ramos:[11]
“...Se
prohive el combite que hasta oy se ha echo a los Hermanos. tanto para llevar al
Señor el Domingo de Ramos en la noche para las Monjas de Santa Clara al
Combento de Señor San Francisco como para asistir a la prozesion del Jueves
Santo en la tarde por ser la obligacion de todos los Hermanos y a todos les
constasen...
Igualmente
se prohive a todo hermano mayor que lo sea de por oy en adelante pueda proponer
que el Señor se separe de la estación Directa Para el citado Combento de Sta
Clara, al Combento de San Fco. señalandose esta por la calle de Don Fernando de
Quero, Arco grande Plaza de Mestanza y Calle San Fco en los dias o ocasiones
que se ofrezca llevar a su Magestad en procesion...”[12]
Queda
clara la costumbre de trasladar cada Domingo de Ramos al Señor de la Columna,
desde su sede en San Francisco hasta el convento de Santa Clara y volver a su
capilla. Pero, ¿cuál era la causa de este traslado anual en momentos previos al
Jueves Santo? El motivo no era otro que el que las monjas se encargaran de
cambiar el faldellín a la imagen y prepararla para la salida, tal y como
demuestra otra anotación:
“Son data doze rs
y 17 mrs. pagados pr una libra de Zera al Rosario del Socorro pr
la asista a llevar al Señor a desnudar a Sta Clara...”[13]
En este caso
la anotación habla también de la asistencia al acto en este año de 1823 de la
Hermandad del Socorro, con título del Rosario. Se refiere a la que con este
nombre tuvo su sede primigenia en el convento de Jesuitas y que por esos años,
ya suprimido el convento, se había trasladado a la parroquia de San Miguel
(MORENO, 2010, 10).
Por tanto,
este acto consistía en un rosario público el Domingo de Ramos por la tarde (de
ahí el gasto de cera)[14] y
algunos años iba acompañado de música:
“...Ytt. ocho rs vn pagados a el Bajonista[15] por haber asistido a la llebada del Sor
a Sta Clara para su adorno...”[16] Hemos incluido un detalle de un cuadro con
un fraile bajonista.
Con
motivo de la supresión del Convento de Santa Clara en 1835, los oficiales de la
escuadra de Jesús de la Columna decidieron que fuesen las madres mínimas
quienes se encargasen de vestir al Señor. Así queda atestiguado en diferentes
partidas anotadas durante la segunda mitad del siglo XIX. Son pagos puesto que
se hacía una gratificación a la comunidad: “...Yt. lo son diez rs.
pagados de gratificación a las Madres Monjas de Jesús María por vestir al Señor...”[17], la
del año siguiente nos indica que no era algo excepcional, sino costumbre: “...Lo
son diez r. vllón. pagados a las Madres Monjas de Jesus Mª por vestir al Sor
como lo tienen de costumbre...”[18].
Fueron las propias mínimas quienes años antes, en concreto en 1858, habían
confeccionado el sudario, abonando por ello la cofradía 40 reales: “...A las
M.M. monjas para la compostura de un sudario blanco, y unos cordeles para el Sr...”[19]
Vemos pues, que la relación de las
madres mínimas con la cofradía de la Santa Vera Cruz fue constante durante los
siglos XVIII y XIX , y puntual durante los siglos XVI y XVII, a veces incluso
la cofradía asistió a algunos entierros de monjas fallecidas tanto en el
convento de Santa Clara como en el de Mínimas. Una vinculación, hoy lamentablemente
perdida y que esta corporación desearía recuperar, en especial en lo que se
refiere al Vía Crucis que cada año se celebra con la imagen del Santísimo
Cristo de la Columna.
DOMÍNGUEZ
CUBERO, J. (1985): Monumentalidad religiosa de Andújar en la Modernidad,
Jaén.
DOMÍNGUEZ CUBERO, J. (2004):
“Disputa entre las andujareñas cofradías de la Vera-Cruz y Humildad en 1629”, Rev.
Alto Guadalquivir. Especial Semana Santa Giennense, pág. 47.
MORENO ALMENARA, M. (2010): “La
Virgen del Socorro de la Parroquia de San Miguel de Andújar. Pinceladas
históricas e iconográfica”, Gran Poder 2010, Anuario X, pags.
10-12.
PALOMINO LEÓN,
J. A. (2003): Ermitas, Capillas y Oratorios de Andújar y su término,
Jaén.
RUIZ CALVENTE,
M. (2008): “Juan de Dios Santaella y Roldán y los contratos de obligación de
cuatro retablos para la iglesia del convento de Santa Clara de Martos (Jaén)”, Elucidario
nº 5, pp. 159-165
[1] En origen recibió el título
de Convento de Santa Elena, en honor a una de las hijas del fundador, quizás la
mayor, y a ser Santa Elena la responsable de la recuperación de la Santa Vera
Cruz o Cruz de Cristo.
[2] Resulta extraña la
actuación de Regiones Devastadas en el convento. Si bien se encontraba en un
estado propio de un edificio histórico, no estaba ruinoso, ni tampoco afectado
por las bombas que cayeron en otros edificios emblemáticos de Andújar durante
la Guerra Civil. A cambio de esta extraña actuación, que poco tuvo que ver con
una restauración, desaparecieron de su interior buena parte de sus bienes
muebles.
[3] Dª Ana de Olid era familiar
del fundador del convento D. Pedro de Lucena Olid y de Dª Francisca de Lucena
Olid, primera religiosa mínima. El hermano de la Vera Cruz, D. Alonso de
Valenzuela sería enterrado en la capilla mayor, cuyo título de patrono provenía
de su abuelo y de su abuela el parentesco con los fundadores de la orden mínima
en Andújar.
[4] D. Rodrigo probó su nobleza
para lograr el cargo de familiar del Santo Oficio en 1611. Su padre D. Luis de
Valenzuela había probado su nobleza ante la Real Chancillería de Granada en
1583.
[5] Su hermana fue Dª Francisca
Valenzuela, que heredó el patronazgo de la capilla por muerte de D. Alonso. D.
Rodrigo se casó con Dª Isabel Valenzuela (PALOMINO, 2003, 197).
[6] Con este término se aludía
a cuando las cofradías tenían lazos fraternales o participaban de actos
comunes.
[7] El acuerdo fue suscrito
entre otros, por los gobernadores de la Cofradía de la Santa Vera Cruz, D.
Sebastián de Salas y el de la Cofradía de la Humildad de Cristo, D. Blas
González. A partir de este año asistían a los cabildos de la Vera Cruz y
viceversa, una representación de las cofradías hermanadas.
[8] Libro de cabildos de la
Cofradía de la Santa Vera Cruz de Andújar. Año 1678 en adelante. Cabildo de
1699. Archivo de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Andújar.
[9] Por aquellas fechas
trabajaba en Andújar un imaginero llamado Alonso Garrido, que en 1603 talló la
imagen de Jesús Nazareno de Montoro (Córdoba). Este imaginero podría haber
tallado el Señor de la Humildad, aunque tampoco hay que descartar un autor
foráneo.
[10] Esta talla podría
conservarse actualmente en la clausura.
[11] Resulta
curioso que con el tiempo esta costumbre de “procesionar” en la tarde del
Domingo de Ramos se haya reflejado en el día de salida actual de la Cofradía de
la Santa Vera Cruz.
[12] Extracto de acuerdo de la
Escuadra de Jesús de la Columna del día 23 de Marzo de 1818. Libro de Cabildos
de la Hermandad de Jesús de la Columna. Año 1818 en adelante. Archivo de la
Cofradía de la Santa Vera Cruz de Andújar.
[13] Cabildo de la Escuadra de
Jesús de la Columna del día 31 de Marzo de 1823. Libro de Cabildos de la Hermandad
de Jesús de la Columna. Año 1818 en adelante. Archivo de la Cofradía de la
Santa Vera Cruz de Andújar.
[14] Como demuestra esta
anotación del año 1827: “...Son data veinte y dos rs pagados pr
dos libras de cera una pa alumbrar al Sr Domingo de Ramos
y otra pago del Rosario qe en procesión conduce al Sor de
Sn Franco a Sta Clara...”
[15] Los bajonistas tocaban el
bajón, un instrumento musical de viento de unos 80 cms. de longitud
[16] Cabildo de la Escuadra de
Jesús de la Columna del día 12 de Abril de 1830. Libro de Cabildos de la
Hermandad de Jesús de la Columna. Año 1818 en adelante. Archivo de la Cofradía
de la Santa Vera Cruz de Andújar.
[17] Cabildo de la Escuadra de
Jesús de la Columna del día 2 de Abril de 1866. Libro de Cabildos de la
Hermandad de Jesús de la Columna. Año 1818 en adelante. Archivo de la Cofradía
de la Santa Vera Cruz de Andújar.
[18] Cabildo de la Escuadra de
Jesús de la Columna del día 22 de Abril de 1867. Libro de Cabildos de la
Hermandad de Jesús de la Columna. Año 1818 en adelante. Archivo de la Cofradía
de la Santa Vera Cruz de Andújar.
[19] Cabildo de la Escuadra de
Jesús de la Columna del día 5 de Abril de 1858. Libro de Cabildos de la
Hermandad de Jesús de la Columna. Año 1818 en adelante. Archivo de la Cofradía
de la Santa Vera Cruz de Andújar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)