Por Maudilio Moreno Almenara
Gracias Dios mío por habernos regalado un año más a tu Hijo amado. Su cruz es nuestra victoria, el símbolo más bello... nuestro emblema.
Por mediación de tu Inmaculada Madre lograremos ser mejores, subir por tu árbol de tortura, para que sea nuestra escalera hacia el Cielo. Cuatro arcángeles te escoltan hacia la Gloria en tu camino de Redención.
Los lirios crecen a tu paso, y
las flores reverdecen con tu sangre salvadora. Los ángeles bajan del Cielo para
ayudarte en tu postrer esfuerzo. Son ángeles niños, porque ellos son la
encarnación de la inocencia, como Tú.
Los cardos, símbolo de la
fidelidad, sirven para mostrar que nuestra cofradía lleva casi seiscientos años
contigo y que eres el cordero de Dios, por nosotros, para nuestro bien, siempre
para nuestro bien. Las Letanías a tu Madre te cobijan, en el mejor Cielo que
los hombres pudieron crear como homenaje a la más bella flor. Ellas vienen con
nosotros.
En el Ocaso, cuatro notarios se
esfuerzan en dar fe de tus grandezas, como bajo la luz del pabilo los
secretarios de la Vera Cruz lo hicieron para su cofradía.
Y aunque sabemos que has de
morir. Tu muerte será para nosotros como un sueño. Nunca una muerte fue tan
buena para la Humanidad, rezumó tanta esperanza para nosotros, porque será la
antesala de la Vida Eterna: Mors mortem superavit.
Duerme en tu “sueño” efímero después de tu infinito sufrimiento, después de cargar con la pesada cruz de nuestros pecados.
Tu Madre y aquel que en la Santa
Cena se recostó sobre tu pecho, te acompañan y nosotros también. No estás solo,
nunca estarás solo.
Y tu Madre será también nuestra
madre, suenan así tus palabras en el frío Gólgota: “...ahí tienes a tu hijo”.
Todos somos tu discípulo amado, porque también nosotros cada año estamos a los
pies de tu cruz y te acompañamos por Amor.
Pasó el tiempo de la Conversión -Tempvs
Fvgit- y se avecina la cruel batalla contra las tinieblas, contra el mal,
de la que saldrás herido, pero victorioso. Porque el mal es poderoso pero más
lo es el bien que guardamos en nuestros corazones, en un corazón luminoso como
el de María, siempre atravesado por la espada de la Pasión de su
Unigénito.
Por todo ello, seguros
servidores, siempre, en la Santa Vera Cruz de Cristo, esta cofradía ruega un
año más a Jesús Nazareno, por la mediación de su Santísima Madre de los Dolores
y la intercesión de nuestro seráfico padre San Francisco de Asís, bendiga y
guarde al pueblo de Andújar, librándolo de todo mal.
Finalmente, nuestro
agradecimiento a todos cuantos nos acompañan y colaboran con los hermanos de
esta secular cofradía en hacer realidad este sueño de fe inquebrantable, que
nació allá por el año de 1427 y aún
continúa.
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