Maudilio Moreno Almenara
Hace ya más de diez años que Jesús Palomino nos
facilitó un plano de la iglesia de San Francisco. Esta planta del edificio ha
sido clave a lo largo de estos años para nuestra investigación sobre la
cofradía de la Santa Vera Cruz. Desde aquí, por tanto, nuestro agradecimiento a
Jesús, sin cuya ayuda este trabajo no habría sido posible.
Desde hace tiempo venimos tratándolo para poder desglosarlo y comprobando
con datos del archivo de la Cofradía, archivo histórico de Andújar, crónica de
la orden franciscana y otros dispersos, los datos en él contenidos y su
significación histórica.
El dibujo estaría fechado a mediados del siglo XIX y muy probablemente
sea el más antiguo de un edificio de Andújar, junto con otro publicado por J.
Domínguez, en este caso del actual Hospital Municipal, anterior colegio de
Jesuitas (1985, 109).
Éste era el plano y había que trabajarlo para
intentar entender sus anotaciones y el porqué de una serie de muros que
compartimentaba la iglesia, y que resultaron ser fruto de la reforma efectuada
poco después de 1835. Igualmente era necesario comprender, dado que era el
resultado del edificio a mediados del siglo XIX, cómo fue antes, qué pasó
después, dónde estuvieron originalmente las capillas de las distintas cofradías
y hermandades que tuvieron su sede en San Francisco, etc.
En primer lugar, procedimos a regularizarlo y pasarlo a un formato tratable (este trabajo fue realizado por Marina González a la que desde aquí queremos mostrar nuestro agradecimiento). El proceso nos llevó a esta impronta, que refleja cómo sería el
convento a finales del siglo XVIII:
Aparece una iglesia de una sola nave
muy alargada, cuya capilla mayor estuvo cerrada por una reja y a los pies se
dispusieron dos columnas que sostuvieron, con seguridad, el coro. En el
inventario del año 1711 de la Cofradía de la Vera Cruz de Andújar se dice que
la capilla de la Vera Cruz estaba “...entre la capilla de nuestra sra
de la conzepon y el coro Alto de dicho convento...”. La cabecera
era de planta cuadrada, con retablo de cinco calles (o fajas verticales). Pero
veamos qué nos cuenta la Crónica de la Orden sobre este retablo: “...La
fabrica como se halla contiene bastante grandeza, y hermosura. Tiene su Iglesia
hecha de planta (es decir, completamente nueva entonces), y su Capilla
mayor con un costoso Retablo que adorna todo el testero; y en su principal
nicho (hornacina) vna muy devota Imagen de mi Señora Santa Ana, que es
la Titular...” (DE TORRES, 1683, 113). Este retablo estamos casi seguros,
por su configuración y época que debió ser realizado por Sebastián de Solís o
alguien de su entorno artístico, y su aspecto pudo ser parecido al que hubo
antes de la Guerra Civil en la parroquia de Nuestra Señora de la Paz de
Marmolejo. Recompuesto y alterado, el retablo mayor de San Francisco está
instalado en la actualidad en la iglesia de Santa María de Andújar, la parte
superior no está adaptada, pues cuenta con una pintura original con la
Inmaculada Concepción, Dogma tradicionalmente defendido por los franciscanos,
por lo que al menos esta parte es seguro que debió ser así en San Francisco. Si
nos fijamos en este detalle, es similar al de Marmolejo, con el medio punto
coronando toda la composición.
Al ser más estrecha la nave central
de Santa María que la de la iglesia de San Francisco, se tuvieron que suprimir
las dos calles laterales del retablo original para que cupiese en su
presbiterio, dejándolo ya sólo en tres.
En cuanto
a dos esculturas de talla completa existentes en la parroquia de Santa María,
es probable que procedan del coronamiento del mismo retablo, con el que sería
compatible en iconografía, estilo y época. Nos referimos a las que representan
la Caridad y la Esperanza. Las efigies estuvieron hace años también en el
presbiterio.
Pero volviendo al plano y sobre todo
al resto de las capillas, hemos querido indicar aquellas que hemos logrado
identificar en él. Explicaremos a vuelapluma algunos de estos elementos.
Así la Capilla de Ánimas, que sabemos tenía bóveda con enterramiento para
los cofrades (PALOMINO, 2003, 241), pensamos que se encontraba aneja a la
iglesia, junto al claustro y no muy lejana a la puerta de la calle, por lo que
hemos considerado probable el lugar indicado. No tuvo imagen pero sí un cuadro
semejante a éste de San Francisco de Córdoba:
La capilla de la Venerable Orden Tercera sabemos que cuando se fundó en
el siglo XVII era más pequeña, aunque por esas fechas logró agregarse la
antigua de San Cayetano, que probablemente fuese la primera que hubo a los pies
de la iglesia, puesto que se encontraba al lado de la pila de agua bendita (la
agregación y ampliación de la capilla se justificaba por “...estorbar la
mesa del altar a la gente que entra en la iglesia y va a tomar el agua
bendita...”) (IBID, 2003, 250).
La capilla de la Vera Cruz era la mayor del convento. Fue creciendo desde
el germen cedido por los franciscanos en 1579, merced a diferentes compras que
realizó la propia cofradía, logrando así que por estas fechas tuviese capilla,
sacristía, zona de archivo y de almacenamiento de enseres, etc. La siguiente
del lado del evangelio fue la de San Diego, patronato que tuvo a su cargo a
partir del año 1633 a la imagen de la Pura y Limpia Concepción. A continuación
se encontraba la sacristía, junto a la Capilla Mayor. Ésta quedaba coronada por
una cúpula con los escudos de los Cárdenas, Valdivia, Baltodano y Figueroa en
sus pechinas (PALOMINO, 2003, 239).
En el lado de la epístola (derecha del plano)
existieron varias capillas más, en torno a seis, pero sólo a modo de altares
con retablos. Entre ellas debió estar el altar de San José, que tenía hermandad
(IBID., 2003, 241), la capilla de los Medinilla Albarracín, que no
sabemos a qué imagen se dedicó, el altar de la Virgen de la Candelaria, el de
San Antonio...
Estas últimas capillas se instalaron a partir del
siglo XVII una vez se suprimieron los confesionarios que en origen existían en
este muro. En un proceso similar al de otros conventos como el de los
franciscanos de Priego.
Con la ayuda de otro plano, éste de comienzos del
siglo XX, acotado en metros y custodiado en el archivo municipal de Andújar,
hemos podido proporcionar y escalar el plano de Jesús Palomino, de tal modo que
ya es posible saber las enormes dimensiones del convento con fiabilidad.
Creemos que tuvo que ser la iglesia conventual más grande de la ciudad con una
longitud de nada más y nada menos que 40 metros, por una anchura de 9,5 m. Para
que nos hagamos una idea, su longitud fue tan solo un par de metros menor que
la parroquia arciprestal de Santa María la Mayor, aunque su anchura fue la
mitad, puesto que Santa María tiene tres naves y San Francisco nada más que
una.
En cuanto
a la altura de la gran nave de la iglesia, a través de otras fotografías del
exterior, como ésta, en la que aparecen personas junto a las arcadas, podemos
calcular que la sección interior debió ser un rectángulo algo más ancho que
alto, es decir, de 9,5 m. de ancho por unos 8 m. de altura de los muros, a lo
que habría que añadir la curvatura de la bóveda, es decir, unos 11 m.
Con estos datos bastante
aproximados realizamos una sección hipotética de la iglesia a la altura de la
capilla de la Vera Cruz.
Llama la atención la anchura de
la nave respecto a su baja altura. No obstante, no es extraño, pues el convento
de San Francisco de Baena (Córdoba) tiene unas proporciones similares, como
vemos en esta fotografía.
En cuanto a la planta, nos
llama la atención su similitud con otros conventos franciscanos de Andalucía.
Hemos querido poner un ejemplo, y es el del convento de San Francisco de Asís
de Priego (Córdoba), encontrándose bastantes similitudes (ubicación del
claustro, dimensiones generales, algo más pequeño el cordobés, proporción de la
planta de la iglesia, ubicación de las principales capillas, etc.
No obstante, no es el único caso,
pues también el convento de San Francisco de Palma del Río (Córdoba), tuvo una
organización similar, con el claustro en la parte de la Epístola y las capillas
independientes en el nave del Evangelio.
En el caso de Priego se observa que las capillas laterales abarcan una
superficie igual o casi mayor que la propia iglesia, no comparable al caso de
Andújar. Ello se debe a que en Priego tienen su sede en esta iglesia las dos
principales cofradías penitenciales de la ciudad: la Vera Cruz y la de Jesús
Nazareno. En el de Andújar tan sólo estuvo en este convento la Vera Cruz. La de
Jesús Nazareno tuvo su sede en el antiguo convento de Trinitarios (San
Eufrasio). Igualmente la planta del convento de Andújar se encuadra entre
finales del siglo XVI y principios del XVII, mientras que en el caso de Priego,
esta planta se debe a una intensa reforma de mediados del siglo XVIII, aunque
su origen se sitúe por fechas aproximadas. El claustro del convento de Priego
es algo más pequeño, con cinco arcadas por lado frente a las seis de Andújar.
En ambos casos está conformado en el piso bajo por columnas toscanas sobre
plinto con arcos de medio punto. La diferencia estriba en el piso superior, ya
que el de Andújar parece que no tuvo arcos (....El Claustro deste Convento,
es muy sumptuoso, cercado por lo alto de hermosos balcones de hierro, y en
medio de él una fuente de piedra, coronada con la Imagen bellísima de la
Concepció....”) (DE TORRES, 1683, 114)), mientras que el de Priego sigue el
esquema del actual Ayuntamiento de Andújar, es decir, por cada arcada del piso
inferior, hay dos en el superior, también con arcos de medio punto. Salvando
estas particularidades, el esquema general es muy parecido.
En cuanto a la mencionada imagen que
coronaba la fuente del claustro, ya publicamos en su día que pensamos es la que
actualmente se conserva en la clausura del convento de Mínimas, y que procede
de la hornacina de la fachada de la Casa Salazar (PALOMINO, 2003, 301). La
escultura en piedra puede fecharse en torno al año 1635 por el documento que se
adjunta y está en la órbita artística de Alonso de Mena.
El piso
superior del claustro fue remozado en el siglo XIX. El piso inferior no había
sido transformado, quedando con sus seis arcadas por cada lado con un escudo en
el centro de cada lateral, de los que por aquel entonces se conservaban tan
solo dos, pues los otros dos, habían desaparecido para permitir el acceso al
fondo, una vez fue transformado en plaza pública. La fuente que aparece en
viejas fotografías y postales no es la original, que era más artística,
encontrándose en el centro un simple pilón circular.
Aparte de los anteriores ensayos de proporción, y sobre
algunos de sus bienes aún conservados, hemos realizado también una propuesta de
inserción en el tejido urbano. Lo hemos hecho en esta ocasión sobre planos de
comienzos del siglo XX del Instituto de Cartografía de Andalucía, en concreto
uno del 31 de enero de 1928, cuando el convento aún se mantenía en pie. Así,
pensamos que originalmente la Plaza de San Francisco (hoy de la Autonomía), era
más amplia que en la actualidad, su configuración con el telón de fondo del
convento debió ser similar a la de todos los conventos de la misma época, y
consideramos prácticamente imposible que una iglesia de tan grandes dimensiones
no tuviera una puerta directa a la calle. Una visión de cómo podría haber sido
la tenemos actualmente en el convento de las Trinitarias, con los pies de su
capilla, portada principal y a su lado un larguísimo muro hacia la calle
Granados que de vez en cuando cuenta con alguna ventana. Debió ser con motivo
de las obras emprendidas tras la desamortización, a mediados del siglo XIX
cuando se construyó el antiguo edificio la Perla, mermando el espacio de la
antigua Plaza de San Francisco que se vio reducida a un mero altozano.
Así, reducida la plaza, es como la hemos conocido
siempre, presidida por el enorme edificio que debió permutarse en su día al
convertir el antiguo claustro del convento en plaza pública. Es éste que aparece
en esta vieja fotografía de la entonces novísima Plaza de Juan Montilla, y que
muestra ya una escala mucho mayor que la del convento, de hecho, tapaba
totalmente tanto el claustro como la iglesia.
En el plano anterior, hemos señalado el espacio original
de la Plaza hasta mediados del siglo XIX, y ahora indicamos el lugar más
probable de la fachada que debió tener en su día el Hospital de la Limpia
Concepción, situado justo enfrente de la del antiguo convento.
La plaza de San Francisco
creemos pues que fue un entorno urbano muy distinto a como hoy la vemos. Se
trataba de un espacio claramente barroco, con grandes muros blancos y las
fachadas enfrentadas de la iglesia de San Francisco y de su convento, y la del
Hospital de la Pura y Limpia Concepción. Todo ello en el “fondo de saco” de la
plaza en su costado de la calle San Antonio.
Esta zona, sin embargo, fue intensamente reformada en la segunda mitad
del siglo XIX, convirtiéndose en uno de los principales núcleos de la vida
social de Andújar (casino y café, zona comercial, plaza de abastos, habilitada
a veces como plaza de toros...).
La planta de la iglesia, una
vez producidas estas transformaciones decimonónicas, quedó así. Hemos eliminado
la mitad de los pies de la iglesia, que se destinó a Café y Casino, muy de moda
en ese tiempo. La mitad de la iglesia de la cabecera se mantuvo. En la sesión
municipal del 10 de Enero de 1870, D. Ignacio Sabater Arauco, a la sazón
propietario del antiguo convento, manifestó respecto a ella con motivo de la presentación
del proyecto de construcción de la Plaza de Abastos: “...Teniendo en cuenta el que suscribe, la
conveniencia para la ciudad en dejar para culto divino la Iglesia que
está unida al edificio, quedará en el estado en que se encuentra para tan
piadoso objeto...”.
A partir de este momento la cofradía de la Santa Vera Cruz regentaría la
iglesia en solitario, dado que el resto de hermandades que antaño hubo allí
habían desaparecido.
En este estado lo conocieron personas que han vivido
hasta hace muy poco, como nuestro amigo “Josito” (q.e.p.d.), al que tuvimos el
placer de entrevistar en su casa hace unos años para que nos contara sus
recuerdos del convento franciscano.
Nos expuso que junto a la puerta de entrada de la
iglesia se encontraba (justo a la mano derecha conforme se accedía a la
iglesia) un retablo con tres cristaleras: en el centro estaba la antigua imagen
de Jesús Nazareno, en un lateral San Juan y en el otro, una imagen del Cirineo,
que debió realizarse poco antes de la Guerra Civil.
Enfrente de la puerta de acceso había una capilla
cerrada con reja con cinco altares separados con columnas (era sorprendente su
memoria fotográfica, pues él no sabía de la existencia de este plano donde
efectivamente se representan cinco altares en el lugar que hemos denominado
“capilla”). Nos dijo que en este espacio había varias imágenes de la Vera Cruz
y otras de gloria. Entre las primeras el Santísimo Cristo de la Columna y la
Virgen de los Dolores, que presidía el altar múltiple. También estaban entre las
segundas San Antonio... de las otras dos no se acordaba.
Tras ser afectado por los bombardeos de abril de
1937, Regiones Devastadas decidió su completa demolición, pasando a conformar
la actual Plaza Rivas Sabater. Muchos de los bienes muebles que sobrevivieron
pasaron a la iglesia de Santa María, aunque Josito nos dijo que a menudo salían
camiones cargados de obras de arte desde nuestra ciudad, ignorándose su
destino.
En esta fotografía aérea del pasado siglo, el
convento estaba recién demolido. Tan sólo se conservó hasta los años ochenta
una arcada del patio en el lateral derecho de la plaza, que finalmente también
fue demolida con los años.
Hemos señalado en el otro plano el perímetro que hoy
ocupa la Plaza Rivas Sabater, para que nos hagamos una idea de cómo este actual
espacio público fue creado a partir de un edificio histórico de Andújar, algo
inusual en nuestra ciudad, salvo otro caso de urbanismo de posguerra como la
Plaza de la Constitución. Es evidente que una actuación urbana tan brutal sólo
podía hacerse en esos momentos, bajo el amable paraguas de una
“reconstrucción”, que en este caso fue una demolición y expolio.
Ideológicamente el santuario de la Virgen de la Cabeza,
bombardeado por las tropas republicanas, debía reconstruirse (salvo la crujía
adosada al lado del Evangelio de la iglesia, que mantuvieron en estado ruinoso
para recuerdo del asedio) y ornarse con muchos monumentos conmemorativos para
mayor gloria y agradecimiento al nuevo régimen, y como fórmula de “perenne
memoria” de la barbarie de uno de los bandos.
Pero el convento de San Francisco de Asís,
bombardeado por las tropas nacionalista el día 16 de Abril de 1937 como
represalia a la toma del Lugar Nuevo dos días antes por las tropas republicanas
(CHAMOCHO, 2009, 537), no corrió la misma suerte. Era preferible eliminar
cualquier recuerdo de esta otra barbarie, de este lamentable bombardeo sobre la
indefensa población civil de Andújar, y que se olvidara para siempre esta otra
iglesia. Aunque, “caprichos de la Historia”, también este templo fue Santuario
de la Virgen de la Cabeza durante años en el siglo XIX.
Un plano, en definitiva, que no sólo es un
testimonio histórico, sino que hemos querido que fuese también una ensoñación,
un punto de partida para reparar la memoria del convento de San Francisco y
para imaginar este magnífico espacio de Andújar, hoy tan transformado, que nada
parecer ser lo que fue. Sobre este convento ha habido una auténtica “damnatio
memoriae” (“eliminación de la memoria”) en los últimos ochenta años (ni tan
siquiera existe un recuerdo a tanta destrucción, que no sea el que la propia
cofradía promovió con motivo de su aniversario en el año 2004). Pero el plano
cuya copia tan generosamente legó Jesús a esta Cofradía de la Santa Vera Cruz de
Andújar, nos devuelve su recuerdo, justo a la corporación que lo regentaba
hasta la fatídica Guerra Civil y a la que se le usurpó, para finalmente quedar
como espacio público.
BIBLIOGRAFÍA.
CHAMOCHO CANTUDO, M. A. (2009): “La Guerra Civil en
Andújar (1936-1939). Tragedia de un pasado, convivencia del presente, esperanza
de futuro” en CHAMOCHO (coord.): Historia de Andújar, Tomo I, pags.
511-547.
DE TORRES, A.
(1683): Chronica de la Santa Provincia de Granada, de la regular observancia
de N. Serafico Padre San Francisco, Madrid, ed. Facsímil en 1984.
DOMÍNGUEZ
CUBERO, J. (1985): Monumentalidad religiosa de Andújar en la Modernidad,
Jaén.
PALOMINO LEÓN,
J. A. (2003): Ermita, Capillas y Oratorios de Andújar y su término,
Jaén.
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