Maudilio Moreno Almenara
Muy poco
sabemos de esta hermandad, cuya fundación[1]
tendría lugar hacia 1633, año en el que
se trajo desde Granada, a lomos de una acémila,[2] la
imagen titular. La talla, sufragada por el Licenciado Melchor Navarro, fue
realizada por el insigne escultor Alonso de Mena, según se describe en un breve
folleto realizado por el vicario perpetuo de Andújar, D. Francisco del Villar
(GÓMEZ, 1989, 102-103). El documento se titula: “Relación del solemne
recibimiento que en la ciudad de Andujar se hizo a la Imagen de la Concepción
de la Virgen Santísima Nuestra Señora”, y describe con detalle la acogida
que se hizo a la imagen.
La efigie de
la Santísima Virgen llegó a comienzos de diciembre al convento de Capuchinos.
Desde allí se organizó una solemne procesión hasta el de San Francisco donde
quedó depositada: “El Domingo cinco de Diziembre, estando la Santíssima
Imagen en el
jardín de San Roque[3]
(Convento de Capuchinos) a las
dos de la tarde,
salio toda la ciudad a darle la bien venida, y
hazerle festejos a su entrada: y aviendose juntado en aquel
llano todos los que tenían a
su cargo algún ministerio, se mostró la
Virgen por la portería...
(...) el concurso de la gente fue tan grande, que con ser las calles muy
espaciosas apenas podia hallarse passo (...) Bajaron por la Corredera a la
puerta del sol, haziendo pausa en el altozano de las Monjas de
la concepción.,[4]
como
lugar especial de su
jurisdiccion y primer castillo de su termino, y dijeron los musicos un
Villancico;[5] luego entrando en la
calle de los sastres, y por la de los hospitales (actual Ollerías), llegaron
a San Francisco, y allí con presteza prevenida bajaron la Imagen de la carroza,
y en hombros de Religiosos Franciscanos la entraron por la Iglesia, y subieron
a la celda del Padre Guardian donde quedo depositada”....
Esa noche se
celebraron grandes luminarias en la ciudad: “...las de la torre[6] y Convento de San
Francisco tuvieron tanto de luzidas, como de dichosas, pues induciendo aliento,
convocaron y alumbraron innumerable gente que asistio desde la Iglesia hasta la
plaza de Mestanza (actual Plaza Vieja), donde dieron gustoso entretenimiento,
ya la música y repique de campanas, ya cohetes, arcabuces, bombas y otras
invenciones de fuego...”
La procesión
tuvo lugar el miércoles ocho de diciembre por la tarde. Entre los detalles del
cortejo se indica que: “...clerigos y religiosos iban caballeros en mulas y
caballos ricamente enjaezados, estudiantes con bandas, cadenas y ricas joyas y
muchos niños vestidos de angeles llevando los atributos de Nuestra Señora...”.
La procesión “...bolvio al ponerse el sol que parece que aguardava licencia
para no hacerle descortesía; y entrando en San Francisco, colocaron la imagen
en lo alto del Sagrario, donde quedó dando lustre a la Iglesia, admiración a
los Serafines, y a esta Ciudad consuelo...” (GÓMEZ, 1989, 103-104).
Bellísimo este pasaje que hemos resumido, y que deja bien a las claras tanto la
mentalidad barroca de Andújar, como el enorme fervor a la advocación de la
Inmaculada Concepción de María.
A lo largo
del siglo XVII la Pura y Limpia de San Francisco gozó de una enorme devoción en
la ciudad, contribuyendo a ello la sobresaliente calidad artística de la imagen
realizada por Alonso de Mena. Los franciscanos andujareños y la estratégica
posición de su nuevo convento, su influencia social a través de unas pautas
ideológicas claras, con celebraciones impresas y el trabajo abnegado y
constante de evangelización de cada uno de sus frailes fueron claves en esta
eclosión. Así, en 1635, tan sólo dos años después de la traída de la imagen,
los franciscanos inauguraban la primera fuente de Andújar, dedicada no
inocentemente a la Purísima Concepción de Nuestra Señora:
Más
adelante, y por sugerencia del Sr. Cardenal Obispo de Jaén, D. Baltasar de
Moscoso y Sandoval, en concreto en 1645 se trasladó la imagen desde San
Francisco hasta la iglesia mayor de Andújar: Santa María. Allí, en la Plaza de
su nombre, a las puertas del Antiguo Ayuntamiento se gastaron seis docenas de
cohetes. Se daba cumplimiento así a un cabildo de los capitulares de la ciudad
celebrado el día 5 de diciembre de ese año en que decidieron: “...que la
fiesta se haga en su dia la misa i sermon se diga en la iglesia mayor (...) i
que para ello se traiga la imagen de nuestra Sra. del Convento de S. Francisco
i se saque en prozesion de la dicha iglesia de Sta. Maria como los demas años
se a hecho desde la de S. Francisco i que an dispuesto luminarias i cohetes
para la vocación (...) Acuerda que los caballeros comisarios hagan poner
luminarias en la plaza de Santa María (...) i en las calles por donde a de
venir la imagen de nuestra Señora desde San Francisco (...) y se gasten seis
docenas de cohetes la noche de la vocación i hagan se limpien i dispongan las
calles i dicha plaza (...)” (GÓMEZ, 1989, 104). Vemos pues, que la
Hermandad de la Pura y Limpia venía saliendo desde hacía años el día de la
Inmaculada Concepción, probablemente desde su venida el año de 1633 o muy poco
después, aun cuando este año fuese especial por la petición expresa del Sr.
Obispo.
En 1661 el
Papa Alejandro VII promulgaba el Breve Sollicitude Omnium Ecclesiarum,
precedente directo del Dogma, por el que imponían gravísimas penas a quien
sustentase o enseñase opiniones contrarias[7] a los
decretos a favor de María Inmaculada.
La noticia llegó a Andújar al año siguiente, por lo que
el Ayuntamiento decidió conmemorarlo haciendo solemne fiesta en el convento de
franciscanos con música y sermón (GÓMEZ, 2009, 285).
Más
adelante, en 1679, tuvo lugar la visión milagrosa de Sor Lucía Sánchez cuando
ésta se encontraba viendo desde su convento de las trinitarias la procesión de
la Pura y Limpia de San Francisco por la calle de la Audiencia (actual 22 de
Julio). Este episodio se tratará a continuación, pero lo señalamos aquí para
dar cuenta de cómo la imagen de la Pura y Limpia de San Francisco logró un
protagonismo inusitado dentro de las hermandades de gloria de Andújar durante
el siglo XVII.
Los
franciscanos andujareños lideraron y promovieron este protagonismo, pues sólo
venían a poner en práctica la confirmación realizada en el año 1621 de la
elección de la Inmaculada como patrona de la Orden de San Francisco,
comprometiéndose los franciscanos a enseñar el misterio tanto en público como
en privado. Hicieron así gala de la enseñanza de un antiguo himno adoptado por
la Iglesia para los laudes de la Virgen “TV REGIS ALTI JANVA ET PORTA LVCIS
FVLGIDA” “Eres la puerta del gran rey y la brillante entrada de la luz”.
En el
interior del convento, sabemos que la hermandad contó con una capilla que
pertenecía a la hermandad de San Diego, que se fundó a finales del siglo XVI.
En la Crónica de la Provincia de Granada, del año 1683 se aclara que: “En
las capillas del lado derecho está una del glorioso San Diego, cuyo nicho[8]
principal se dio a la Imagen hermosísima de la Concepción, por averse
fervorizado de tal forma esta devoción, que el día ocho de Diziembre, es el más
célebre de la Ciudad de Andújar...”. Mientras que la Cofradía de la Vera
Cruz tenía un carácter más autónomo dentro del convento, la de San Diego, con
la imagen de la Pura y Limpia tenían una mayor vinculación con los
franciscanos, que gestionaban junto con los hermanos del “patronato”.
La capilla
de San Diego y de la Pura y Limpia estaba situada junto a la Capilla Mayor[9] y
contó con retablo y camarín decorado con yeserías, que fue construido en el
siglo XVIII. Esta capilla fue ocupada por la Cofradía de la Vera Cruz a partir
del año 1835 y allí se mantuvo hasta el año 1937, ya que en el mes de abril se
produjo el bombardeo sobre el convento durante la Guerra Civil.
Sabíamos por J. Palomino algunos datos sobre la Capilla
de Nuestra Señora de la Concepción o de la Pura y Limpia, como que era
propiedad del patronato de San Diego, cuando en 1745, Dª Ana Criado y Caño
pidió que su cuerpo fuese sepultado: “...en la capilla de Nuestra Señora de
la Concepción sita en él, y para ello se pida licencia a el patronato del señor
San Diego, de quien es dicha capilla...”. Cuatro años más tarde contamos
con otro dato que nos indica que la capilla tenía enterramiento en una bóveda
bajo el suelo, en concreto se trata del testamento Dª Jerónima Cañete y
Marmolejo, que se manda enterrar: “...en la vóveda que está devajo del
camarín de Nuestra Señora de la Concepción...” (PALOMINO, 2003,
247-248).
En cuanto a
lo que sabemos de la imagen, ya hemos mencionado que su autor fue el escultor
Alonso de Mena, padre del también escultor Pedro de Mena.
Alonso de
Mena vivió una época de fervor inmaculista, fue por ello que su producción
abarca varias obras dedicadas a esta advocación, tanto en madera como en
piedra. Así, en Granada, realizó en 1621 el magnífico Triunfo a la Inmaculada,
conmemorativo del voto realizado por la ciudad en 1618.
Por aquellos
tiempos, del prolífico taller de Alonso de Mena salieron numerosas obras en
piedra de la Inmaculada Concepción, la del monasterio del mismo nombre de
Granada:
O la de la iglesia de San Pedro o la de la fachada del monasterio de
San Jerónimo:
En tierras
gienneses también dejó algunos detalles de su maestría en el convento de las
Bernardas de Jaén, o en la Catedral:
Pero quizás
lo más llamativo de este pequeño artículo que presentamos es que comparando
estas creaciones artísticas con la antigua imagen de la Inmaculada que se
conservaba hasta hace unos años en la hornacina de la Casa Salazar en la calle
San Francisco, y que hoy en día está en la clausura del convento de la Mínimas de
Andújar (PALOMINO, 2003, 301), encontramos parecidos claros con la obra de
Alonso de Mena.
La cuestión
resulta sorprendente por dos razones: la primera por la proximidad de esta casa
al antiguo convento de San Francisco, y la segunda, porque la imagen que en
este cenobio se albergaba fue esculpida precisamente por Alonso de Mena. El
parentesco formal lo advertimos con claridad a partir de su comparación con una
imagen en madera de este autor custodiada en la parroquia cordobesa de San
Basilio. La cabeza es prácticamente idéntica (cara redondeada, cabello
levemente rizado y caído por los hombros en forma de mechones, nariz leve y
puntiaguda...), observándose muchas similitudes en la composición, mayor
diferencia se aprecia en el tratamiento del ropaje:
Muy próxima
en fecha al año 1633 en que se realizó la Pura y Limpia de Andújar, es la que
aparece en los relicarios de la Capilla Real de Granada, tallados entre
1630-1632. La similitud formal es evidente, aparece la pierna derecha avanzada
y sobre ella un trozo de tela del manto que no tapa la cintura (enmarcado en
azul), el collar típico que en su segunda época Alonso de Mena ponía a las
imágenes de la Virgen, mangas del vestido interior ceñidas, segunda manga
exterior más amplia, cara más redondeada, etc.
Pero también
encontramos un parentesco claro si la comparamos con otras efigies del escultor
barroco afincado en Granada:
También
vemos concomitancias entre esta imagen en piedra de la Inmaculada de Andújar y
el San Francisco de Asís de la iglesia de San Basilio en Córdoba, igualmente de
Alonso de Mena, en especial en las amplias mangas de ambas imágenes, la pierna
adelantada y junto a ella una característica tira de tela vertical con pequeños
pliegues.
Se trata de
un modelo de plena madurez del artista. Tenemos, pues, una posible reproducción
de la Pura y Limpia de San Francisco en esta imagen milagrosamente conservada
en la actualidad en el convento de Mínimas de Andújar. La escultura en piedra
no creemos que sea posterior a la Guerra Civil, sino anterior, debida a la
propia mano de Alonso de Mena[10] o
que copia a la que hizo para el convento de San Francisco. Es difícil
determinar este detalle por dos razones: la primera porque como ha quedado
demostrado Alonso de Mena trabajó este tema en piedra y en madera, y la
segunda, porque tanto la portada del convento, como la fuente del claustro
tuvieron sendas efigies en piedra de la Virgen Inmaculada[11] (SERRANO,
2005, 1075 y 1078). No obstante, nos inclinamos por pensar que reproduce a la
imagen original del convento y que en concreto procede de la fuente basándonos
en algunos datos contenidos en la Crónica de la Provincia de Granada, escrita
por el Padre Fr. Alonso de Torres, y publicada en 1683. Así, y respecto a la
fuente se dice textualmente:
“El
Claustro deste Convento, es muy sumptuoso, cercado por lo alto de hermosos
balcones de hierro, y enmedio de él una fuente de piedra, coronada con la
Imagen bellísima de la Concepción de mármol blanco, a cuya colocación, y
conducción de agua, celebró Andújar una solemnísima Octava, por ser la primera
fuente que se veía en la Ciudad, porque hasta entonces bebían todos los
Ciudadanos del Río Guadalquivir, que pasa cerca de sus muros.” Los balcones
de hierro a los que alude esta referencia de finales del siglo XVII no son los
que observamos en la fotografía siguiente, habiéndose modificado posiblemente
en el siglo XIX.
Las
circunstancias del hallazgo del manantial para suministrar de agua la fuente,
construida en 1635, explican por qué la remató una imagen de la Inmaculada.[12] Los
frailes, desde el año 1623, venían intentando el proyecto, aunque al parecer no
encontraban un manantial con agua abundante. Fue, sin embargo, en el año 1633
cuando éste hecho se produjo de un modo “cuasi” milagroso: “Fray Juan de
Soto, Predicador, y Guardián del dicho Convento, con el afecto de ser patria
suya, emprendió la costosa obra, poniendo los gastos y corporales diligencias,
y las espirituales en la forma siguiente:
Consagró
el caso a la purísima Concepción de nuestra Señora, a N.S.P. Francisco, a San
Antonio de Padua, y a los Santos Martyres de Iapón sus devotos; y levantando
vandera por ellos, dixo una Misa votiva en el Convento, Lunes onze de Iunio del
referido año. Y poniéndose despues su capa de Coro, salió en procesión con la Comunidad,
y casi toda la Ciudad que le asistía: llegó al sitio del manantial, donde
plantó la vandera, estampada por una parte las Llagas, y por otra el glorioso
San Antonio; y como otro Moysés dio con su mano los primeros golpes de la
hazada, y se descubrió agua abundante...”
Queda pues
aclarado que fue en el año 1633 y según se dice en la Crónica por intercesión
de la Pura Concepción que se encontró el agua para la fuente, de ahí que se
rematase con su efigie. Los terrenos donde se encontró el agua habían sido
comprados anteriormente por el Licenciado Melchor Navarro, que como
recordaremos sufragó también el coste de la imagen de la Pura y Limpia de San
Francisco. Pensamos pues, que no se hizo una imagen cualquiera, sino una copia
de la de madera, existiendo un interés claro por difundir[13] esta
advocación por parte de los franciscanos, ante el pueblo de Andújar, agradecido
por la inauguración de esta fuente.
Con motivo
de la Desamortización del convento en el año 1835, esta efigie en piedra podría
haber ido a parar a la Casa Salazar manteniéndose hasta hace pocos años en
dicho emplazamiento. Esta casa fue construida en la primera mitad[14] del
siglo XIX en el lugar donde se encontraba el antiguo Hospital de la Limpia
Concepción, fundado por Toribio de Lara a finales del siglo XVI.[15]
La imagen,
sin embargo, nada tiene que ver con la estética de finales del siglo XVI y sí
con la del maestro granadino Alonso de Mena.[16] En
definitiva, la pieza o es original del siglo XVII y procede de San Francisco, o
copia a la Pura y Limpia que se albergaba en él, es cuanto debe deducirse de
una efigie extraordinaria, de cierta antigüedad, que tiene, cuanto menos, la
deuda formal de Alonso de Mena, autor de la Inmaculada de San Francisco, cuando
se desconocía el estilo y la firma de este autor.
Aparte de
estas cuestiones de autoría de la imagen en piedra conservada actualmente en el
convento de Mínimas, hay un pasaje, relacionado con la Pura y Limpia de San
Francisco realmente interesante. Se trata de la visión milagrosa de Sor Lucía
Sánchez y el posterior voto inmaculista del Ayuntamiento de Andújar.
Así, el día 8 de diciembre de 1679, la hermandad de la
Limpia Concepción de María del convento de San Francisco hizo procesión, como
cada año, recorriendo las calles de Andújar. Pasó por la calle de la Feria,
Plaza del Mercado y calle Maestra. Al pasar la Puerta del Sol y Altozano de la
Virgen María, el cortejo embocó la antigua calle de la Audiencia, hoy 22 de
Julio. Desde su mirador, las monjas trinitarias del convento de la Limpia
Concepción esperaban ansiosas ver la imagen de la Inmaculada, que cada año
bendecía las calles de nuestra ciudad. Sin embargo, Sor Lucía Yánez, monja
profesa del convento de trinitarias, tuvo una visión. La reverenda madre vio a
los hombres y mujeres que participaban en la procesión como auténticos
cadáveres, causándole un enorme horror, gritando: ¡Jesús mil veces Jesús! ¡El
Señor los ampare! ¡Ay de mí, qué dolor y lástima!. Preguntada por las
religiosas sobre lo que estaba viendo, vaticinó que iba a suceder una gran
desdicha en la ciudad. Es el conocido vaticinio de Sor Lucía, que con su
visión, permitió activar las alarmas contra la enfermedad de peste (GÓMEZ,
1989, 95-96).
En estos
momentos del siglo XVII, la peste era una enfermedad terrible, que se
contagiaba de forma alarmante, uno de los pocos medios para prevenirla era
cerrar las puertas de las ciudades y controlar exhaustivamente a los viajeros
que provenían de otros lugares.
En la
mayoría de las ocasiones se cerraba la puerta del Puente, único sitio por el
que se permitía la entrada a la ciudad por el Sur. Allí, en la llamada Torre
Tocada se disponía un portero que velaba por que ningún enfermo pudiese entrar
a la ciudad.
El vaticinio
de Sor Lucía sirvió para adelantarse a la expansión de la enfermedad evitando
así el contagio de los andujareños. En agradecimiento por tal premonición, el
Ayuntamiento hizo un voto a la Inmaculada Concepción, comprometiéndose a
organizar una Octava a la Limpia Concepción cada año en el Convento de
Trinitarias.[17] Los gastos pagados por el
Ayuntamiento correspondían al abono de los servicios prestados por los
sacerdotes y predicadores, música, representación, etc. Las monjas sólo habían
de ornar su capilla para la fiesta.
El 1 de
noviembre de 1755 se produjo el terremoto de Lisboa, que asoló numerosas
poblaciones del sureste peninsular, notándose claramente en nuestra ciudad,
aunque no produciendo víctimas. En Lisboa el maremoto producido tras el temblor
prácticamente arrasó la capital de Portugal.
En
agradecimiento por la protección de la Santísima Virgen a la ciudad de Andújar,
el Ayuntamiento renovó el voto a la Pura y Limpia (GÓMEZ, 1989, 98-101). Poco
después, en el año 1771, el Ayuntamiento encargaba unos villancicos de los que
se conserva copia en el Archivo Histórico de Córdoba debido a que fue en esta
ciudad donde se imprimieron en la C/ Librería.
Algunos de
las estrofas son realmente bellas:
“Fue tu Concepción tan pura,
y tan limpia, Virgen bella,
que ya en tu primer instante
Reyna de Vírgenes eras”.
En definitiva,
una hermandad, la de Pura y Limpia de San Francisco que fue el origen del
patronazgo del Ayuntamiento de Andújar sobre la Virgen Inmaculada, a través de
la milagrosa visión de Sor Lucía. En recuerdo de esta hermandad perdida,
memoria y gloria de Andújar, y retomando su testigo de fe a la Pura y Limpia
Concepción de la Santísima Virgen su cofradía hermana de San Francisco durante
varios siglos, el próximo año se estrenará un sinelabe, insignia
singularísima en Andújar que es homenaje a su arraigo franciscano y al
patronazgo que sobre esta orden tiene la Inmaculada Concepción desde el año
1621. Su remate, adquirido en un anticuario, muestra las letras SPO, es decir,
Sin Pecado Original, cambiadas en este caso de orden por razones estéticas y
que está rematado con unas flores. Es una pieza de gran elegancia, dedicada a
la defensa multisecular del dogma realizada por los franciscanos y a esta
cofradía hermana en el recuerdo de la Pura y Limpia de San Francisco de
Andújar, en cuya capilla permanecieron nuestros antiguos titulares más de un
siglo.
Estas letras
las encontramos también en una casulla inmaculista del siglo XVII conservada en
el convento franciscano de San Antonio de Padua de Sevilla. La disposición de
estas tres letras vemos, por tanto, que son de claro origen barroco y netamente
vinculadas al multisecular espíritu inmaculista franciscano y a la honda
raigambre concepcionista de Andújar.
Esta
cuestión la veremos más claramente y con detalle en otra entrega, pero os
dejamos a modo de muestra una pieza antigua hoy milagrosamente conservada en un
domicilio particular, una viga de madera de más de dos metros de longitud con
la leyenda: “FVE CONCEVIDA SIN PECADO ORIGINAL”. Ciertamente era un lema
constante en el Barroco andujareño. Una advocación más importante de lo que
hoy en día podemos recordar en nuestra ciudad (dos cofradías de la Inmaculada,
la imagen de la de San Francisco de Alonso de Mena, allí mismo fuente y portada
con la imagen de la Inmaculada, bóvedas magníficas dedicadas a las Letanías de
la Virgen y otro camarín en San Francisco, esta viga, voto del Ayuntamiento,
fiestas especiales de forma recurrente, milagro por la visión de una profesa del
convento de la Concepción de Andújar (trinitarias), Hospital de la
Inmaculada Concepción para mujeres pobres, etc., pues hay más... No cabe duda
que esta advocación, en el Barroco, fue Reina en Andújar, mientras en la Sierra
reinaba la Santísima Virgen de la Cabeza. No se concebía de otro modo, esta
ciudad tan tradicionalmente mariana, no podía quedarse atrás en la defensa de
su protectora: La Santísima Virgen.
DE TORRES, A.
(1683): Chronica de la Santa Provincia de Granada, de la regular observancia
de N. Serafico Padre San Francisco, Madrid, ed. Facsímil en 1984.
DOMÍNGUEZ
CUBERO, J. (1985): Monumentalidad religiosa de Andújar en la Modernidad,
Jaén.
GÓMEZ MARTÍNEZ,
E. (1989): “Las Trinitarias de Andújar. Cuatro Siglos de Historia” en Las
Trinitarias de Andújar. IV siglos de Historia 1587-1987, 81-114,
Córdoba.
GÓMEZ MARTÍNEZ,
E. (2009): “Andújar en la época de los Austrias menores (siglo XVII), en
CHAMOCHO CANTUDO (coord.) Historia de Andújar, Vol. I., pp.
241-293, Torredonjimeno (Jaén).
PALOMINO LEÓN,
J. A. (2003): Ermitas, Capillas y Oratorios de Andújar y su término,
Jaén.
SERRANO
ESTRELLA, F. (2005): “La Inmaculada Concepción a través del patrimonio de
franciscanos y dominicos en el Reino de Jaén”,
en CAMPOS (coord.) Simposium La Inmaculada Concepción en
España: religiosidad, historia y arte, pp. 1063-1082.
[1] Quedan dudas sobre si esta
Hermandad se fundó de manera autónoma, agregándose más tarde a la de San Diego
o perteneció desde el comienzo a la del santo de Alcalá. Lo que sí sabemos es
que se instaló casi desde su llegada en la capilla de San Diego, manteniéndose
allí hasta el siglo XVIII, por lo que más bien nos inclinamos por la segunda
opción.
[3] Los capuchinos obtuvieron
licencia del obispado de Jaén el día 22 de enero de 1622 para fundar su
convento en la antigua iglesia de San Roque. En 1624 se trasladó el Santísimo a
la antigua ermita y comenzó a vivir en ella la comunidad capuchina. Sin
embargo, no fue hasta el 12 de marzo de 1645 cuando se consagró la nueva
iglesia, construida de nueva planta tras demoler la ermita de San Roque
(DOMÍNGUEZ, 1985, 113-114). En el año 1633 la comunidad capuchina aún utilizaba
la antigua capilla, de ahí que aparezca la ermita de San Roque en el
documento.
[4] Se trata del convento de
Trinitarias, que recibe este nombre por haberse fundado el día 8 de diciembre
del año 1587.
[5] Los villancicos no sólo se
cantaban en Navidad, existiendo uno realizado ex profeso para el
convento de Trinitarias y la festividad de la Inmaculada.
[6] La torre se encontraba en la actual calle San
Antonio, justo junto a la portada de la iglesia, que también daba a esta calle
y no a la actual Plaza de la Autonomía.
[7] Recordamos en este caso el
anterior voto de sangre de la Cofradía de los nazarenos de Sevilla (el
Silencio), precisamente porque era frecuente entre el “vulgo” faltar a la
virginidad de la Virgen e incluso a veces también por algunos predicadores, lo
que terminó con no pocos tumultos y finalmente en el hecho de que los hermanos
del Silencio jurasen defender hasta con la última gota de su sangre la virginidad
de la Virgen. De este modo, el papa terminaba con la polémica. En recuerdo de
aquel voto de sangre, que no fue único en Andalucía, la cofradía sevillana saca
un sable y una vela escoltando la bandera concepcionista de la hermandad.
[8] Altar principal.
[9] Precisamente el
“acaparamiento” de esta cofradía de San Diego y la Pura y Limpia por los
franciscanos los privilegió tanto, que el lugar elegido para su capilla, fue la
más cercana a la mayor, algo asumido y tomado como natural, incluso por la Vera
Cruz, pues cuando se redujo la iglesia del convento a partir del año 1835 y ya
no había frailes franciscanos en el antiguo convento, la imagen de la Pura y
Limpia pasó al altar mayor de la iglesia, no haciéndolo ninguna de las de la
Vera Cruz a pesar de que fue a partir de ese momento la que adquirió mayor
importancia en la iglesia. Este respeto evidencia un arraigo auténticamente
franciscano de la Vera Cruz, que conocían cual era la devoción marcada como
patrona por la propia orden, aunque ya no hubiese franciscanos en el convento
de Andújar.
[10] Según Serrano, la imagen en piedra procedente
de la antigua casa Salazar muestra el estilo de Alonso de Mena, quizás de Diego
de Landeras (SERRANO, 2005, 1075).
[11] Alonso de Mena trabajó para
los franciscanos de manera habitual, en especial en la denominada Provincia de
Granada, que englobaba Córdoba, Jaén, Granada, Almería y Málaga. En la
provincia de Córdoba se conservan numerosas obras de este prolífico escultor
(San Francisco de la actual parroquia de San Basilio, procedente del convento
de Santa Clara de Córdoba capital, la imagen del Cristo de la Columna de la
Vera Cruz de Priego, también en el convento franciscano, Crucificado de San
Francisco en Rute...).
[12] Se trata quizás de un
relato legendario, pues sabemos que el Licenciado Melchor Navarro: “...compró
un sitio poco distante de Andújar, donde avia un manantial de agua, y lo dio
graciosamente al Convento, contentándose con que en la fuente se pusiese por
coronación la Concepción Purísima, como de hecho se puso de mármol blanco muy
bien dispuesta...” (DE TORRES, 1683,
786).
[13] Qué mejor forma de difundir
la bondad de la nueva imagen, que hacer una copia en piedra para la primera
fuente de Andújar. De este modo la Virgen Inmaculada se convertía no sólo en
una imagen devocional, sino también salutífera, pues muchas de las epidemias
producidas durante la Modernidad tenían su origen en aguas contaminadas. Por
aquel tiempo, además, tanto los molinos como los batanes donde se curtían las
pieles, solían disponerse junto al río, donde iban a parar todo tipo de
inmundicias, desperdicios y basuras.
[14] Para algunos estudiosos
esta casa es ligeramente anterior, en concreto del siglo XVIII, aunque a
nuestro entender no podría retrotraerse tanto, ya que los escasos elementos
conservados en la actualidad no parecen de ambientación barroca, sino más bien
neoclásica.
[15] Hace años se sustituyó esta
imagen por otra de escaso mérito artístico.
[16] La efigie en piedra
posiblemente no se conserve en su integridad. Faltaría la base con los ángeles
y las nubes prácticamente canónicos en esta iconografía. Es ésta otra cuestión
que nos invita a pensar que no fue realizada para este emplazamiento, sino que
estaba ya reubicada e incluso parcialmente mutilada. Su altura, en lo que se
aprecia en la fotografía, no excedería mucho del medio metro, siendo, por
tanto, una pieza que pudo rematar una fuente a modo de pequeño triunfo, aunque
no cabe descartar la hornacina de la portada principal.
[17]
Resulta curioso porque la procesión que vio la trinitaria no fue la de la
Inmaculada de su convento, pues aunque allí había una imagen que es la que hoy
procesiona, en aquellos tiempos las dos imágenes de la Inmaculada que salían en
procesión eran la de Nuestra Señora de la Concepción de San Bartolomé y la de
la Pura y Limpia de San Francisco, que fue precisamente la procesión que estaba
viendo la monja cuando tuvo la visión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario