Maudilio Moreno
Almenara
Si hay una
cofradía en Andújar que de forma clara reivindica el valor devocional de las
Reliquias de la Pasión, esa es la Vera Cruz. En nuestra cruz de guía figura un
titulus crucis, popularmente conocido como “INRI”, muy especial.
La cruz es portada cada año de nuestra Estación de
Penitencia durante la tarde noche del Domingo de Ramos, escoltada por dos
faroles y tras el muñidor.
A pesar de su sencillez franciscana, la cruz de guía
aglutina en sí misma la totalidad de los titulares de la Cofradía: la propia
cruz alude al nombre de la corporación veracrucera, el corazón traspasado por
la espada del vaticinio de Simeón es el de María Santísima de los Dolores, las
cuatro cruces son de San Juan, tienen la forma de la que sirvió de escudo de la
Orden de San Juan de Malta. En el reverso, aparece la columna con los flagelos
del Santísimo Cristo de la Columna y el titulus, recoge por último el
nombre de Jesús Nazareno.
Pero volviendo al remate de la cruz, es decir el titulus, es un detalle meditado y singular en el que nos
detendremos, para explicar su significado y la causa de que aparezca de un modo
tan inusual.
Se trata de la
interpretación completa del fragmento conservado en la Basílica de la Santa
Cruz de Jerusalén de Roma, que llama la atención por su posición retrógrada, o
lo que es lo mismo, está escrito al revés, es decir, de derecha a izquierda.
Fue pintado por nuestro hermano Juan C. Moreno Almenara y está enmarcado en
metal plateado por el orfebre sevillano Álvaro Fernández, autor también del
resto de la orfebrería de la cruz.
La reliquia, conservada en Roma, es una tabla de madera
de nogal mediterráneo que mide 14 x 25 cms. y pesa 687 gramos . Las letras
están pintadas con tinta negra sobre incisiones y tan sólo se conserva una
parte de la tablilla original, ya que está cortada en
su extremo derecho, cuestión que explicaremos a continuación.
La reliquia se venera en la basílica romana desde tiempo
inmemorial. Las guerras obligaron a que fuese ocultada durante siglos, siendo
descubierta dentro de un muro de la propia iglesia el 1 de febrero de 1492.
Varios años después el Papa valenciano Alejandro Borgia la repuso al culto.
Aunque en esta basílica se encuentran varias reliquias de
la Pasión, destaca el Títulus Crucis o cartel de la cruz entre todas las
demás, de hecho en una de sus paredes aparece una inscripción que así lo
indica, dando supremacía a esta auténtica pieza arqueológica.
La tabla se encuentra enmarcada dentro de un relicario
cuadrangular en cuya parte superior se dispone en una tabula ansata
(inscripción con asas) la
reconstrucción completa del texto, es decir, el trozo conservado más el
otro, hoy perdido.
Según San Juan Evangelista el letrero que se dispuso
sobre la Cruz de Cristo indicaba el delito por el que fue condenado Jesucristo
en tres idiomas: “hebreo, latín y griego” (Jn, 19, 20). Sin embargo, en la
pieza conservada en Roma, el orden es: hebreo, griego y latín, es decir, no
coincide exactamente con el testimonio de Juan. Este hecho otorga mayor
veracidad a la reliquia, pues de haber sido una copia medieval se habría
respetado el orden mencionado por el Discípulo Amado.
Por otro lado, se han realizado estudios paleográficos,
es decir, del estilo de la caligrafía, que indican que la inscripción en hebreo
puede fecharse entre los siglos I al IV d. C., mientras que la inscripción en
griego, se data claramente en el siglo I d. C., existiendo otras inscripciones
prácticamente exactas en estilo de época del emperador Tiberio, ya que durante
su reinado se produjo la ejecución de Jesús.
La tabla fue hallada por Santa Elena en el año 325 d. C.
El hecho es relatado por el historiador Sozomeno en los siguientes términos:
“...fueron encontradas tres cruces y otro pedazo de leño sobre el cual en
color blanco resaltaba escrito en caracteres hebreos, grecos y latinos: Jesús
de Nazaret, rey de los judíos...” Posteriormente el Títulus fue
dividido en dos mitades, una de ellas fue enviada a Roma -donde se conserva- y
la otra fue venerada durante siglos en Jerusalén. Posteriormente, en el año 614
fue trasladada a Bizancio, perdiéndose durante la cuarta cruzada, es decir, en
época medieval (MORENO, 2008, 34).
Este tipo de
“INRI” no aparece en las representaciones de Cristo de
época renacentista o barroca. Tan sólo se conserva en España una pieza
del siglo XVIII, bordada en hilo de oro, que es portada por un nazareno en la
cofradía de Jesús Nazareno de Cartagena (Murcia), llamada popularmente de “los
marrajos”, en la que curiosamente aparece el letrero tal cual se conserva en
Roma, es decir, fragmentado.
Se trata de una pieza excepcional que claramente
reproduce el auténtico Titulus Crucis romano. Se observa que la parte
alta, en la que se tendría que haber trascrito la inscripción hebrea, tan sólo
incluye unos trazos sin ningún sentido porque quien la interpretó desconocía
totalmente cómo representar en este idioma el letrero.
Aparte de este extraño bordado, las dos únicas imágenes
cristífera que en la actualidad tiene un “INRI” similar al original son el
Varón de Dolores de la Cofradía del Sol de Sevilla:
y la Cofradía Universitaria de Córdoba, con sede en la
iglesia de San Rafael. Su crucificado ha sido tallado recientemente por el
profesor Miñarro, basándose escrupulosamente para la representación de Jesús
Crucificado, en la
imagen que aparece en la Sábana Santa de Turín y en otras reliquias de
la Pasión, como el Títulus Crucis.
Su impronta, realmente impresionante, ha sido muy
polémica por romper con la tradición imaginera andaluza. Se trata de la
plasmación material de una investigación muy profunda realizada durante años.
Casi como si se tratase de un C.S.I., se han venido realizando estudios
tridimensionales sobre la Sábana Santa de Turín y otra reliquia menos conocida:
el pañolón de Oviedo, que han dado como resultado diferentes imágenes que el
catedrático sevillano viene materializando en su última etapa artística. Una vía
que prima el cientifismo frente al idealismo devocional y que
independientemente de su proyección artística, es coherente con su tiempo, en
el que las tecnologías permiten visualizar imágenes inimaginables hace años. No
cabe duda que la polémica está servida por dos razones: la primera por ser una
vía novedosa en una trayectoria imaginera marcada por la tradición, con escaso
margen a la innovación, y la segunda, por la intención, no menos controvertida,
de identificar el hombre de la Sábana Santa con Jesucristo, teniendo en cuenta
que a día de hoy no ha sido refrendada oficialmente por la Iglesia, aunque se
trate, desde cualquier punto de vista, de una tela excepcional, que lejos de
perder vigencia con los estudios científicos, aumenta su valor.
En resumen, los diferentes estudios realizados sobre el Títulus
Crucis conservado en Roma, otorgan veracidad a la reliquia, desechando la
posibilidad de una falsificación medieval dado que la paleografía es una
ciencia reciente, desconocida en el Medievo, por lo que es imposible que la
tabla se realizase en el siglo XV siguiendo modelos romanos, griegos y hebreos
de la época de Jesús. Toma pues protagonismo el hallazgo de Santa Elena, que
pudo identificar la auténtica cruz de Cristo por tener clavado aún el Títulus.
De la Santa Vera (o Verdadera) Cruz se conservan
numerosos fragmentos, aunque salvo algunos de cierto tamaño como los de Santo
Toribio de Liébana en Cantabria, Caravaca de la Cruz en Murcia o Santa Cruz de
Jerusalén en Roma, que tampoco son muy grandes, la mayoría son minúsculas astillas.
Lignum
Crucis de Santo Toribio de Liébana. El más grande del Mundo
actualmente conservado
Su Santidad
Benedicto XVI, revestido con paño humeral, con el Lignum Crucis de
Caravaca de la Cruz
Lignum
Crucis de la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma
En determinados casos estas reliquias, incluidas en
pequeños relicarios, forman parte de pasos más grandes que procesionan durante
la Semana Santa, es el caso entre otros de Valladolid.
La Confraternidad de Hermandades de la Vera Cruz posee
igualmente una reliquia de la Santa Cruz que procesiona solemnemente la
cofradía que cada año realiza la peregrinación anual. El pasado año de 2012 se
celebró en nuestra diócesis, en concreto en Vilches, portando la reliquia nuestro
Sr. Obispo D. Ramón del Hoyo López con paño humeral como su Santidad Benedicto
XVI lo hizo con la Cruz de Caravaca.
Muy especial resulta también el culto público que de
estas reliquias se hace en algunas cofradías durante sus estaciones de
penitencia, como es el caso de la Vera Cruz de Moguer (Huelva), cofradía
hermana que actuó como madrina, junto con la Cofradía Matriz de la Virgen de la
Cabeza, en la bendición de nuestra amada titular María Santísima de los Dolores
y el Discípulo Amado: San Juan Evangelista.
Destaca también la Cofradía de la Vera Cruz de Sevilla,
que cada Lunes Santo venera públicamente la reliquia del Lignum Crucis,
donada en 1944 por D. José Sebastián y Bandarán (ALVAREZ, 1998, 51).
El pueblo
sevillano, sabedor de la importancia de la reliquia, se acerca a besarla por la
calle durante las paradas de la Estación de Penitencia o a tocarla durante su
transitar
A este respecto no hay nada más que visitar alguna
carpintería para saber de primera mano que de una viga de madera pueden salir
cientos de miles de milimétricas astillas, sin
que en la actualidad exista, ni muchísimo menos, tan crecido número de
reliquias de la Vera Cruz, sobre todo con Auténtica, es decir, con el refrendo oficial de que han sido
obtenidas de una reliquia mayor.
Nuestra cofradía ha logrado obtener un Lignum Crucis con
su Auténtica en el año 2012. Será durante el Año de la Fe cuando (D.m.) por
primera vez procesione por las calles de Andújar para reivindicar la fe del
pueblo andujareño. Un sueño materializado que hunde sus raíces en la base misma
de nuestra cofradía, que lleva ya casi seis siglos venerando la auténtica Cruz
de Cristo, la Santa Cruz.... la Verdadera o Vera Cruz.
CARRERO RODRÍGUEZ, J. (1996): Diccionario cofradiero,
Sevilla.
CATTONI, A. (2010): “La verdadera historia del Titulus
Crucis”, Pasión en Sevilla nº 23, pp. 20-22, Sevilla.
MORENO ALMENARA, M. (2008): “El Titulus Crucis,
conocido popularmente como INRI”, Boletín de la Cofradía de la Vera Cruz de
Moguer, 33-34, Moguer (Huelva).
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