Carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses (4, 4-9):
"Alegraos siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alegraos.
Que vuestra bondad sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca.
No os angustieis por nada, y en cualquier circunstancia, recurrid a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar vuestras peticiones a Dios.
Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos pensar, tomará bajo su cuidado vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
En fin, mis hermanos, todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es justo y puro, todo lo que es amable y digno de honra, todo lo que haya de virtuoso y merecedor de alabanza, debe ser el objeto de vuestros pensamientos.
Poned en práctica lo que habéis aprendido y recibido, lo que habéis oído y visto en mí, y el Dios de la paz estará con vosotros."
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