Breve crónica de
la asistencia de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Andújar a la celebración
del Año Jubilar con motivo del 50 aniversario de la Coronación Canónica de la
Esperanza Macarena
Maudilio Moreno Almenara
Diputado mayor de Gobierno y
archivero de nuestra Hermandad
En homenaje a la Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestra Señora del Santo Rosario, Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y María Santísima de la Esperanza Macarena, y al honor que hizo a esta antigua cofradía andujareña cuando nos invitó a su Basílica a fines del pasado año y hace unos meses a su salida extraordinaria, glosamos brevemente la asistencia de esta corporación a los actos del Año Macareno.
En la fría mañana del día 26 de Octubre de 2013 nos recibió en su patio
abierto -antesala de la Gloria- un recoleto jazmín, cuyo perfume anunciaba el
de su manto.
Traspasadas las Puertas del Cielo, allí estaba Ella,
mirándonos fijamente, llamándonos a rezarle... sus ojos llenaban su Basílica.
Repleta de representaciones de otras cofradías y grupos parroquiales de
la Archidiócesis de Granada, se respiraba nerviosismo y hasta cierta
incredulidad porque Ella nos hubiese hecho el honor de invitarnos. Algunas
lágrimas saltaron de emoción ante tal privilegio, y la felicidad era plena.
Comenzó la Santa Misa concelebrada, presidiendo el Deán de la Catedral de Jaén,
el Ilustrísimo Sr. D. Francisco Juan Martínez Rojas, hermano de la Cofradía de
la Esperanza Macarena.
En un banco reservado para
nuestra Cofradía de la Santa Vera Cruz de Andújar, junto al altar de la Santísima
Virgen del Rosario, asistimos a la Solemne Misa una representación de nuestra
corporación. El sermón fue simplemente soberbio, profundo, un alegato, desde el
convencimiento y la coherencia, para ser cristianos valientes y orgullosos de
nuestra condición de Hijos de Dios.
Finalizada la Santa Misa se
cantó la Salve Macarena y su Hermano Mayor entregó a cada una de los grupos y
cofradías asistentes un recuerdo en forma de bellísimo pliego en papel,
presidido por un magnífico dibujo de Nuestra Esperanza.
Agradecemos enormemente el
bellísimo recuerdo de nuestra asistencia, que ya es gala de nuestra sede de la
calle Tiradores, recuerdo perenne de aquellos gremios medievales con los que se
criaron nuestros fundadores.
Tras la entrega oficial nos
invitaron a subir al camarín de la Reina del Cielo.
Y allí, cual Inmaculada Madre,
reflejada en uno de los espejos de su argénteo tabernáculo, la mejor obra
cincelada por el orfebre Fernando Marmolejo Camargo, nuestro hermano Joaquín
Cortijos hizo esta magnífica fotografía, que es en sí una Letanía a la
Santísima Virgen.
Pasadas ligeramente las 14,00
horas, nos despedimos de la Macarena y del Señor de la Sentencia, que lucía
magníficamente con su túnica bordada por el irrepetible Juan Manuel Rodríguez
Ojeda entre 1910 y 1911.
Ya en el atrio nos percatamos, sin los nervios iniciales, de las colgaduras que engalanaban la fachada de la Basílica de Santa María de la Esperanza Macarena.
Y su tierna mirada nos
despidió, y parecía abrir los labios, como queriendo musitar un adiós, que no
fue tal sino un hasta pronto, porque el 31 de Mayo de este año de 2014,
volvimos a acompañarla, esta vez en el día exacto de la efemérides de su
cincuenta aniversario de la Coronación Canónica. Fue el 31 de Mayo de 1964
cuando el Sr. Arzobispo de Sevilla, D. José María Bueno Monreal, colocaba sobre
las sienes de la legendaria imagen la Corona Canónica en el interior de la
Metropolitana Catedral de Sevilla. El tiempo impidió que el acto se celebrase
en la Plaza de España como estaba programado inicialmente.
Cincuenta años más tarde, esta
cofradía, que por aquel entonces lamentaba el reciente fallecimiento de su
benefactora Dª Concha Mármol, no podía ni imaginar que tiempo después
participaría en los actos del recuerdo de aquella magnífica efemérides.
Ya sin el mal tiempo del día de
la Coronación Canónica, en su 50 aniversario, la misa tuvo lugar en la Plaza de
España.
Lucía magnífico, aquel espacio
diseñado por el extraordinario arquitecto Aníbal González, que en nuestra
ciudad nos legó la Casa Espejo. En los últimos años este soberbio palacio nos
acoge para instalar el altar del Corpus de nuestra cofradía. Nuestro
agradecimiento más sincero desde aquí para esta familia, que Dios les bendiga y
les proteja, como decía el Santo de Asís. Este año, franciscano para nosotros,
fue el Seráfico Padre quien presidió su calle de Andújar, bendiciendo a nuestro
pueblo desde la balconada de esta soberbia casa, santo y seña de esta vía
principal de nuestra ciudad, que engalana con sus sevillanas formas.
En la Plaza de España, los
estandartes de las cofradías invitadas quedaron instalados a los lados del
palio de la Macarena, como si sus brazos, aumentados por las corporaciones
hermanas invitadas, quisieran acoger a todo el Mundo, enfatizando el ecumenismo
de la Santísima Virgen.
Concluida la misa, los
costaleros se prepararon y se inició la solemne procesión hasta la Universidad
Hispalense, fundada en el siglo XVI.
El cortejo era tan extenso,
fuimos unas 300 cofradías y hermandades las invitadas, que hubo que esperar
mucho a que llegara el palio de la Señora. Allí le esperaban los sones de las
tunas de las distintas facultades.
Pero como se dice: lo bueno se
hace esperar, y allí, apareció la Reina de Sevilla, la “Tocada por la Gracia de
Dios”, Maestra y Canon de las cofradías de palio... la Esperanza Macarena. Y
nuestra bacalá saludó primero a la bacalá de la corporación macarena y luego a
su Excelsa Gloria.
Emoción, orgullo de ser
representantes de nuestra bellísima ciudad de Andújar en este multitudinario
acto... Un día para recordar siempre.
Pero quedaba lo mejor... Una
procesión amada, vivida y que sirvió para afianzarnos en nuestra fe.
Maravilloso fue su transitar, pausado, haciendo constantes paradas en los
templos por los que pasaba. Entrando en los templos de las cofradías de los
Negritos y de la Esperanza Trinitaria para hacerles un honor privilegiado en el
que la Reina era la más humilde, como corresponde a la del Cielo, como enseñó a
su Hijo, lavando los pies de sus Discípulos. Y ese acto tan maravilloso nos
lleva a acordarnos de nuestra cofradía
hermana de la Historia, la de la Humildad de Cristo de las Mínimas, hermanados
siempre sus hermanos y los nuestros en la Gloria de Dios y que ellos llevaban
tan a gala celebrando el acto del Lavatorio.
Avanzada la tarde y acompañados
de algunos hermanos de la Cofradía de la Esperanza de Andújar, vimos la
procesión hacia su barrio, que parecía la Madrugá.
Sin embargo, era un día de
fiesta, muy especial, y así lo entendió su barrio, que la acogió con altares,
banderolas, balcones engalanados, alfombras de juncia y romero, fuegos
artificiales...
Y sobre todo “petalás” para la
Rosa más bella:
Si la vida es emoción, la
cofradía de la Macarena nos ha regalado vida, gracias de todo corazón.
No queremos cerrar esta breve
crónica sin mostrar a D. Francisco Juan, Vicario de la Diócesis de Jaén y
nuestro Padre Espiritual desde que presentó solemnemente el Santo Lignum
Crucis en la parroquia de San Bartolomé Apóstol de Andújar, nuestro corazón
agradecido. Su cercanía, su magisterio constante, su bondad y su humildad son
rasgos que en él son naturales, propios de un ser humano grande y un ministro
de la Iglesia admirable.
Un abrazo siempre para los
hermanos macarenos por hacer “más grande lo que ya es mayúsculo”. Cada madrugá
los hermanos de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Andújar estaremos con
vosotros. Enhorabuena.
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