miércoles, 28 de marzo de 2012

EL MUÑIDOR


Él es quien señala el fin de la espera. Tañer de campanillas que abre, de par en par, la penitencia goticista de nuestra Santa y Vera Cruz de Andújar. Cumplimiento de cuanto nuestros mayores nos legaron y seguimiento de una forma de hacer cofradía que se deja guiar por su muñidor, después de 585 años de vida, hacia la memoria de los cuatro templos desde los que brotó nuestra Estación de Penitencia como catequesis redentorista para nuestras gentes de Andújar.

El muñidor de la Santa y Vera Cruz de nuestra ciudad marca el compás a la comitiva de ruán y esparto que viste de duelo la noche del Domingo de Ramos iliturgitano. Él da paso a la memoria de la Pasión de Cristo que, cada año, se conmemora por las calles y altozanos del viejo Arrabal Mayor de San Bartolomé Apóstol.
 

Nuestro muñidor ha dado cobijo a nuestra Santa y Vera Cruz en su sangre. Su estirpe cordobesa se ha unido a la de una familia veracrucera  andujareña de pura cepa, para dar vida a un joven cofrade, al que vela en sus sueños su medalla de la Vera Cruz, y protege y guía en su formación el ser cofrade de sus padres, sus abuelos y sus tíos.

Nuestro hermano es uno de los pocos rostros que se ven privados de su anonimato durante nuestra Estación de Penitencia por el propio ritual cofrade, y esta circunstancia ha de propiciar el orgullo de un hijo al poder decir: "Mi padre es el Muñidor de la Vera Cruz, de Andújar".


El tiempo se ha rasgado en dos, al igual que el velo del templo. Estamos dando fin a las Vísperas y en "Pilatos" ya huele a cera fundida y purísimo incienso.

¡Dios ya gobierna, desde su Trono y su Cátedra, tras el portón cofradiero que cierra el número 1 de la Calle Vera Cruz, nuestra Capilla de salida!

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